En 313 promulga “El Edicto de Milán” a través del cual se despenalizó la práctica del cristianismo. Antes de este edicto, muchos cristianos habían sido martirizados en las diferentes persecuciones a las que se habían visto sometidos. Tras el edicto se abrieron nuevas vías de expansión para los cristianos, incluyendo el derecho a competir con los paganos para optar a las altas magistraturas del gobierno. También ganaron una mayor aceptación dentro de la sociedad civil en general.