B6/2. Características sociales y culturales de dos modelos políticos diferentes: comunismo y capitalismo.
B6/3. Estados Unidos y la URSS como modelos. Las dos superpotencias. Conflictos internos dentro de los bloques.
LA INTERVENCIÓN DE LA URSS EN EUROPA ORIENTAL
EL LIDERAZGO SOVIÉTICO
En 1947 los comunistas de la Unión Soviética, gobernada entonces por Stalin, y la mayoría de los comunistas europeos, creían que el capitalismo no podría superar la situación de posguerra (miseria de los trabajadores, proceso de descolonización) y que los países socialistas podrían verse atacados en cualquier momento. La amenaza atómica, la reconstrucción del Estado alemán a iniciativa occidental, la doctrina Truman, el Plan Marshall, la Guerra Fría, todo parecía confirmar ese peligro. Así que la URSS y con ella las democracias populares adoptaron desde el principio una estrategia de confrontación y de consolidación del bloque anticapitalista que consistió en:
- La URSS aumentó su poderío militar en hombres, tecnología y arsenales. En 1952 tenía cuatro millones y medio de hombres movilizados y volcaba sus esfuerzos en fabricar la bomba atómica. Durante los primeros años de posguerra, Moscú tuvo sus tropas estacionadas en Europa central y oriental, donde además coordinaba los ejércitos de las democracias populares (millón y medio de soldados).
- Durante la mayor parte de su existencia el área socialista mantuvo pocas relaciones con la economía mundial capitalista. La Guerra Fría «congeló» las relaciones económicas entre los dos bloques hasta finales de los años sesenta. Pero incluso entonces, aunque ya comerciaban con el mundo capitalista, dos tercios de todo el comercio de los países socialistas se realizaba entre ellos mismos.
- El bloque socialista siempre luchó solidariamente contra las disidencias internas, nacionalistas o capitalistas. Parecía vital para su supervivencia que se mantuviera la línea ideológica única que marcaba la URSS. Así se justificaron las purgas de 1948 a 1952 y las intervenciones soviéticas en Alemania oriental, Polonia, Hungría o Checoslovaquia.
- También tuvieron en común una política exterior que apoyaba los movimientos de liberación de Asía y África
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LA INTERVENCIÓN ECONÓMICA DE LA URSS EN EUROPA ORIENTAL
La guerra había destruido aún más la Europa oriental que la occidental, pues mayores fueron allí las tropelías de los nazis, deportaciones masivas, genocidio, dureza de la ocupación militar y destrucción de su infraestructura. Además, gran parte de estos países, que habían pertenecido a la órbita del mercado alemán desaparecido, se encontraban sin sus clientes ni proveedores y también habían sufrido modificaciones de fronteras, que con frecuencia habían separado las zonas de aprovisionamiento y venta de las zonas de producción.
Junto con Alemania Oriental, Rumania, Hungría y Bulgaria, que habían sido aliados de los nazis, tuvieron que pagar reparaciones de guerra, especialmente a la URSS y las pagaron en manufacturas, productos agrícolas y fábricas, que fueron desmontadas y llevadas a los países acreedores.
Desde el pacto de la CAME o COMECON (1947), todas las economías de las democracias populares siguieron las directrices de la URSS. Se desarrollaron planes quinquenales, se aceleró la colectivización de las tierras, se extendieron las nacionalizaciones en la industria, y se le dio prioridad a la industria pesada, lo que produjo una carencia permanente de bienes de consumo en el mercado. Como en la URSS, se desarrolló una gran burocracia que confeccionaba y dirigía esos planes quinquenales.
Dentro de la COMECON se organizó una «división internacional del trabajo», que especializaba a cada país en determinadas producciones que luego intercambiaba con los demás. La República Democrática Alemana o Checoslovaquia, por ejemplo, desarrollaban unilateralmente la industria y compraban productos agrícolas a otros países de su área económica.
Sin embargo, las democracias populares siempre tuvieron diferencias con el sistema soviético. En el campo hubo más colectivización que socialización de las tierras (el ejemplo de los soljoses* de la URSS apenas se aplicó) y los campesinos siguieron siendo propietarios del suelo que aportaban a las colectivizaciones, de su casa, de un poco de ganado y de una parcela para el cultivo familiar.
En los años cincuenta, la economía del Este comenzó a crecer deprisa, pero era un crecimiento desequilibrado que acabó en estancamiento en los años setenta.
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LA INTERVENCIÓN POLÍTICA DE LA URSS EN EUROPA ORIENTAL
Entre 1945 y 1948, en toda la futura Europa socialista se formaron frentes nacionales o democráticos, que eran coaliciones de los partidos de la Resistencia, encabezadas casi siempre por un partido comunista. Había pluralidad de partidos y elecciones, según las formas de la democracia tradicional. Debido a la popularidad de la Resistencia por su lucha contra la ocupación nazi y a que prometían en su programa el reparto de tierras de los grandes propietarios, estas coaliciones gozaron de apoyo popular y ganaron las elecciones en la mayoría de los países.
Los comunistas obtuvieron mayorías absolutas en Bulgaria y Yugoslavia y relativas en las elecciones de Checoslovaquia, Albania o la RDA esto les permitió a los partidos comunistas ocupar ministerios clave, como Justicia, Interior o Economía.
Durante este perdido de tres años se repartieron las tierras y fue el final de la aristocracia terrateniente que durante siglos había predominado en el Este.
Se estaba abriendo paso un modelo de socialismo europeo que era diferente del soviético, porque no era un régimen de partido único y porque planteaba unas nacionalizaciones limitadas y una planificación con espacio para la iniciativa privada, como había hecho la NEP en su día. Se buscaba el camino medio entre el sistema liberal y el soviético.
Pero desde 1947 y sobre todo a partir de 1948, gracias al clima creado por la Guerra Fría, los partidos comunistas fueron estableciendo regímenes de partido único al estilo soviético y decidieron no aceptar la ayuda occidental. Tenían miedo de que una gran conspiración capitalista acabara con la revolución en el Este.
Las cosas se complicaron más desde 1949, cuando la Yugoslavia de Tito se negó a obedecer las directrices soviéticas, lo que desencadenó una auténtica persecución contra los comunistas disidentes y militantes de otros partidos, que sufrieron la muerte, la cárcel o el exilio, acusados de ser «secuaces del imperialismo norteamericano».
Muerto Stalin en 1953, comenzaron las reformas de la era de Jruschov y la denuncia de la represión estalinista, lo que permitió cierta apertura en los países del Este europeo. Pero hubo intervenciones soviéticas cada vez que uno de estos países intentaba un camino propio hacia el socialismo, que la URSS consideraba una amenaza al Pacto de Varsovia. Ese fue el caso de Hungría, que sufrió una intervención militar en 1956 porque intentaba una vía democrática hacia el socialismo.
La URSS no admitía fisuras porque no estaba en juego solo la ideología, sino el poder. En todos los países se plantearon antes o después importantes disidencias; solo Bulgaria, que se definía a sí misma como «una parte inseparable de la Unión Soviética», fue siempre incondicional.
LA EVOLUCIÓN DE LA URSS ENTRE 1945 Y 1963
LOS ÚLTIMOS AÑOS DE STALIN
Ante la ruina causada por la guerra mundial, el primer objetivo de Stalin fue recuperar los niveles de producción de 1939, lo que se consiguió en 1950 con el cuarto plan quinquenal. Nada hay que pueda construirse sin herencia del pasado, así que la economía de la Unión Soviética heredó sus antiguos males:
- Siguió creciendo sin cesar la burocracia de funcionarios
- A pesar de que se hicieron grandes inversiones en las granjas colectivizadas, el sistema seguía exprimiendo a los campesinos, así que éstos trabajaban de forma apática.
- Estaba claro que la productividad de las economías capitalistas era mucho mayor que la de los países socialistas, por ejemplo: un trabajador agrícola soviético podía alimentar a siete personas, mientras que en EEUU un campesino alimentaba a cuarenta y seis. La URSS empleaba en la agricultura a una cuarta parte de su fuerza de trabajo, mientras que los EEUU empleaban la vigesimoquinta parte.
La inversión seguía centrada en la industria pesada y el armamento, lo que impedía que se elevara el nivel de vida de los ciudadanos, porque en el mercado siempre escaseaban los bienes de consumo. Mientras tanto avanzaba mucho la tecnología militar, en la que se invertían grandes recursos.
La reconstrucción se llevó a cabo con grandes costes sociales, pues se prolongaron las condiciones de producción de la guerra en tiempo de paz (largas jornadas, prohibición de huelgas, la indisciplina se castigaba como delito de traición…). A pesar de ello, no hubo conflictos importantes, porque el pueblo de la Unión Soviética, orgulloso de haber vencido al nazismo en la «Gran Guerra Patria», ansiaba una rápida reconstrucción.
En los últimos años de Stalin continuaron las “purgas” de la oposición dentro del Partido, mientras crecía el culto a su personalidad y su imagen aparecía en un sinfín de monumentos y gigantescos retratos por toda la URSS. A su muerte, las cosas cambiaron.
DOCUMENTAL: LA HERENCIA DE STALIN
LAS REFORMAS POLÍTICAS DE JRUSCHOV: LA “DESESTALINIZACIÓN”
En 1953 murió Stalin y se hizo cargo del poder una dirección colegiada, en la que estaban representadas las distintas tendencias del Partido Comunista y que acabó siendo “purgada” por Jruschov, que se hizo con el poder en poco tiempo.
LA MUERTE DE STALIN (2017) Armando Iannucci
En aquella dirección colegiada estaban Beria, jefe de los servicios secretos en la última época de Stalin, que fue depurado; Malenkov, partidario de una economía que tuviera en cuenta la producción de bienes de consumo para mejorar el nivel de vida de los ciudadanos; Molotov, ministro de Exteriores, que se oponía a la política de coexistencia pacífica; Kaganovich, ministro de Industria pesada, y Jruschov. Usando el viejo procedimiento estalinista, Iruschov acusó a los demás de ser un “grupo antipartido” y todos fueron depuestos de sus responsabilidades y destinados a tareas de segundo orden, excepto Beria, que fue fusilado. Molotov fue enviado como embajador a Mongolia, y Malenkov pasó a ser un simple director de una fábrica. A partir de ese momento las «purgas» no cesaron, pero acabó el baño de sangre que implicaba la costumbre estaliniana de ejecutar a los opositores.
El sistema seguirá siendo incapaz de tolerar el pluralismo. Los poderes volvían a concentrarse en un solo hombre, que ahora se llamaba Jrushchov.
En 1956, en el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), Jruschov presentó el Informe Secreto, en el que denunció la sangrienta represión de Stalin, las purgas, el terror masivo y la falta de democracia en el Partido y en el Estado. Presentó el estalinismo como una tiranía personal y como una traición a la línea democrática de Lenin; se mostró favorable a que todos los partidos comunistas se democratizaran y defendió una política de “coexistencia” con el capitalismo.
Los hechos demostraron que se trataba de una “revolución palaciega” para quitar el poder a los estalinistas, pues la democratización anunciada no se produjo jamás, ni en la URSS ni en su zona de influencia, como se encargaría de demostrar en los diferentes intentos por democratizar los regímenes comunistas europeos.
LAS REFORMAS ECONÓMICAS DE JRUSCHOV
La época de Jruschov fue la edad de oro en la URSS. Habían pasado ya los tiempos de pedir solo sacrificios, la economía soviética estaba en plena expansión (con un crecimiento del 7 por 100) y sus avances tecnológicos culminaron en éxitos sin precedentes.
Jruschov introdujo reformas en el sistema económico:
- Mejoró los salarios
- Las prestaciones sociales en sanidad, vivienda y educación se ampliaron
- Mejoró la dieta del país y el nivel de vida de los campesinos
- Pero no invirtió en mejoras en el campo, lo que junto con las malas cosechas que se dieron en los años sesenta y setenta, obligó a que la URSS, que tiene en su territorio muchas de las mejores tierras agrícolas del planeta, importara cereales de EEUU y Canadá.
- Restringió los gastos militares, pero aumentó el gasto de manera significativa en la carrera espacial que, aunque se presentaba como pura investigación científica, se hacía en realidad para perfeccionar la tecnología militar.
- No aumentó la inversión en la producción de artículos de consumo para la población
El sistema soviético de los planes quinquenales volvía a demostrar sus virtudes para hacer crecer la industria pesada, pero también su incapacidad para resolver el problema del campo y su falta de flexibilidad para asumir ningún cambio.
Intentó descentralizar la gestión de los planes quinquenales para frenar el crecimiento de la burocracia, pero esa misma burocracia lo impidió, pues la centralización le daba un sinfín de privilegios económicos y políticos de los que no gozaba el resto de la población.
En 1964, Jruschov fue destituido como secretario general por los burócratas del Estado y el Partido (la nomenklatura). El Comité Central del Partido le acusó de «exceso en las reformas administrativas, culto a la personalidad y dirigismo».
LA EVOLUCIÓN DE EUROPA ORIENTAL ENTRE 1945 Y 1963
YUGOSLAVIA
Este país no debía su liberación al ejército de la Unión Soviética, sino a sus propios partisanos, miembros de una Resistencia muy bien organizada, en la que tenían mucho peso los comunistas, cuyo jefe, Josip Broz, apodado «Tito», era el líder indiscutible de la lucha contra el nazismo. El Frente Nacional, coalición de los partidos de la Resistencia, ganó las elecciones en 1945 y emprendió inmediatamente la construcción del socialismo yugoslavo.
La Constitución de 1946 estableció una República Popular, en la que se federaban las repúblicas de Serbia, Croacia, Eslovenia, Montenegro, Macedonia y Bosnia-Herzegovina. La fidelidad de Yugoslavia a Moscú estaba tan clara por entonces que Belgrado fue la sede de la Kominform.
Pero dentro del partido y del Estado yugoslavos tomaba fuerza la idea de una vía propia al socialismo, diferente de la extrema centralización y estatalismo de la vía soviética.
Tal cosa no podía ser consentida por la URSS, aunque tampoco podía plantearse una invasión militar de Yugoslavia, porque hubiera supuesto el comienzo de una guerra. Dadas estas circunstancias, la Kominform condenó al Partido Comunista Yugoslavo como trotskista, nacionalista pequeño-burgués, agente del imperialismo y aliado encubierto de EEUU. La acusación de «titismo» fue una de las causas de las depuraciones de miles de militantes dentro y fuera de la URSS.
Tito no se plegó ante ninguna de las amenazas de Stalin, con lo que se convirtió en un ejemplo para todos aquellos que en los países del Este querían emanciparse de la «tutela de hierro» de la URSS.
Yugoslavia fue aislada del resto de los países del bloque, excluida del COMECON y sometida a un boicot comercial que la redujo a una terrible escasez. Los EEUU aprovecharon la circunstancia para darle asistencia financiera, a cambio de que consolidara una alianza con Grecia y Turquía, miembros de la OTAN, lo que, en plena Guerra Fría, era un golpe maestro en el frente occidental del Pacto de Varsovia.
Los yugoslavos criticaban el sistema soviético por ser una forma de «capitalismo de Estado» en que la burocracia impedía que el pueblo tomara decisiones y eran partidarios de la autogestión: cada empresa de más de setenta obreros elegía por sufragio secreto un comité, al que se podían presentar candidatos de distintas tendencias. Los comités tomaban decisiones sobre la producción y la redistribución de los beneficios.
A partir de 1953, se permitió a los campesinos que voluntariamente quisieran hacerlo, abandonar la colectivización y recuperar la tierra que hubieran aportado.
Además, las repúblicas federadas recibieron mayor poder y se estableció un sistema municipal en que la existencia de cada municipio dependía de la autodeterminación de sus habitantes. Así se protegían las minorías, pues permitía que en una república una minoría tuviera varios municipios en los que era mayoritaria.
Desde 1958, la economía yugoslava creció gracias a la ayuda de Occidente y se integró en sus mercados. A pesar de ello, siempre mantuvo una política internacional enfrentada a EEUU y apoyó el movimiento de los países no alineados.
HUNGRÍA
Cuando comenzó la desestalinización en la URSS, los renovadores llegaron al poder en el partido comunista, con Imre Nagy a la cabeza. En 1956 había continuas agitaciones de estudiantes y trabajadores pidiendo mejores condiciones de vida y libertades políticas y Nagy autorizó la actuación pública de otros partidos, abandonó el Pacto de Varsovia y pidió que la ONU garantizase a Hungría un estatuto de país neutral.
Los países occidentales se abstuvieron de acudir en apoyo de Nagy, para no romper el orden acordado entre los vencedores tras la guerra. Mientras, unidades del Ejército Rojo tomaban Budapest y se desencadenaba una fuerte represión.
La represión dejó una huella profunda y desde 1956 toda la oposición húngara fue partidaria de establecer relaciones con el bloque occidental.
POLONIA
El Partido Comunista polaco sufrió duras purgas y sus dirigentes fueron acusados de «nacionalistas», lo que quería decir que no obedecían la línea marcada por la Unión Soviética. Entre los represaliados estaba Gomulka, que fue condenado a siete años de cárcel, acusado de nacionalista y de ser partidario del «renegado Tito». Eran los últimos años de Stalin y las persecuciones políticas habían llegado al paroxismo dentro y fuera de la URSS.
En junio de 1956, en una huelga obrera en la ciudad de Poznan, los manifestantes quemaron la sede del Partido Comunista, lo que dio lugar a una violenta represión en la que resultaron muertos varios obreros. El hecho desencadenó una oleada de agitaciones en demanda de subidas salariales, cambios democráticos y la vuelta de Gomulka.
REPÚBLICA DEMOCRÁTICA ALEMANA
La República Democrática Alemana se estableció en la zona de Alemania ocupada por la Unión Soviética al acabar la Segunda Guerra Mundial y, como país vencido, estuvo sujeto al pago de reparaciones de guerra, lo que agravó aún más su ruina. Era el más industrializado de los países socialistas europeos, pero en 1945 estaba tan arrasado como el resto de Alemania.
Los comunistas se unificaron con los socialistas en un solo partido, la SED (Partido de Unificación Socialista), que socializó la economía y confiscó las grandes propiedades agrarias.
Walter Ulbrich, que estuvo en el poder desde 1952, apoyó el despliegue de los tanques soviéticos ante una sublevación de los trabajadores que pedían mejoras económicas y libertades políticas.
Uno de los mayores problemas de la RDA fue la emigración masiva de sus ciudadanos a Alemania Occidental, que como media puede cifrarse en 200.000 personas anuales. La sangría era tal que fue el único Estado industrial europeo cuya población disminuyó en más de un millón de habitantes hasta los años ochenta. Para evitar las salidas masivas, en 1961 las autoridades de la RDA construyeron un muro en la frontera de Berlín.
En los años sesenta la RDA experimentó un fuerte crecimiento económico y el nivel de vida mejoró sustancialmente.
CHECOSLOVAQUIA
Tras la Segunda Guerra Mundial se estableció en Checoslovaquia un sistema que contaba con un amplio pluralismo político, lo que no era extraño, pues era un país con una sólida tradición democrática. Pero cuando este país quiso incorporarse a las ayudas del Plan Marshall, no pudo hacerlo debido a la presión de Moscú. El descontento que provocó esta injerencia dio lugar a protestas y fuertes tensiones entre los partidos y terminó en un auténtico golpe de Estado en que los comunistas se hicieron con todo el poder (febrero de 1948). Fue el llamado “golpe de Praga“, que como vimos anteriormente ayudó a caldear el clima de la Guerra Fría
A partir de ese momento, se desencadenaron en Checoslovaquia diversas purgas y muchos dirigentes y militantes fueron perseguidos acusados de “nacionalistas burgueses” o “agentes del imperialismo americano”.
En los años sesenta volvieron los conflictos de la mano de los intelectuales comunistas y no comunistas, que exigían libertades políticas y hablaban de un “socialismo de rostro humano”.
LA REVOLUCIÓN CHINA, OTRO CAMINO HACIA EL SOCIALISMO
En 1945, cuando China se vio libre de la invasión japonesa, aún quedaban graves problemas internos por resolver. El Kuomintang, dirigido por el conservador Chiang Kai-shek, se había aliado con los comunistas contra la invasión de los japoneses, pero también los había perseguido con saña, de modo que cuando los japoneses se rindieron, quedaba pendiente el futuro de China: ¿sería un país capitalista dependiente de las potencias occidentales o un país socialista, cercano a la URSS? El conflicto se dirimió en una guerra civil (1946-1949) que acabó con la victoria de los comunistas y la instauración de la República Popular de China, un país socialista.
En 1949, la República Popular China era reconocida por la URSS que, a pesar de las diferencias, la aceptó como parte del campo socialista. En 1950, Mao firmó con Stalin un Tratado de “amistad, alianza y asistencia mutua”, en el cual se incluía un sustancioso préstamo a China.
Mientras tanto, China era un país inexistente para la ONU, que no reconoció a China continental, sino a la pequeña isla de Taiwán, último refugio de las fuerzas derechistas del Kuomín-tang (Chiang Kai-shek).
LA RECONSTRUCCIÓN
Entre 1949 y 1952, el principal objetivo fue la reconstrucción del país, asolado por continuas guerras desde principios de siglo. En este periodo, la dirección del Partido Comunista permitió que se mantuviera el mercado y otras formas de la economía capitalista. Los comunistas controlaban el partido y el gobierno, pero subsistían los partidos centristas de burgueses e intelectuales y los nacionalistas que hubieran luchado de forma consecuente contra la invasión japonesa.
Se acometieron importantes reformas, como la ley del matrimonio (1950), que reconocía los derechos civiles de las mujeres, hasta entonces auténticas esclavas de sus maridos, y la libertad para elegir pareja, ya que, tradicionalmente, los matrimonios se acordaban entre los padres cuando los hijos eran aún niños.
En la actualidad, el auge de la transformación social en el campo, el auge de la cooperativización, ya ha prendido en algunas zonas y pronto se extenderá a todo el país. Se trata de un vasto movimiento revolucionario socialista que abarca a más de quinientos millones de habitantes del campo y que tiene una inmensa significación mundial. Debemos dirigirlo de manera activa, entusiasta y planificada, y en ningún caso hacerlo retroceder por uno u otro medio.
Inevitablemente, se cometen algunos desaciertos en el curso del movimiento, lo que es comprensible; no es difícil corregir tales desaciertos. Los cuadros y campesinos podrán superar o rectificar sus defectos o errores siempre que los ayudemos activamente.
Mao Zedong: El problema de la colectivización agraria (1953) |
La reforma agraria repartió entre los campesinos toda la tierra cultivable en partes iguales y los terratenientes recibieron un lote igual para que lo trabajaran ellos y sus familias. La producción agrícola creció enormemente, el inmenso campo chino se transformó en un mosaico infinito de pequeños propietarios, lo cual no servía para organizar toda la economía del país, pero sí para acabar de momento con el hambre.
Muchos países del Tercer Mundo que no aprobaban el sistema soviético quisieron imitar la «vía china», como se puso de manifiesto en la Conferencia de Bandung de 1955.
LA CONSTRUCCIÓN DEL SOCIALISMO
Entre 1952 y 1965 Mao puso en marcha un ambicioso programa de desarrollo económico, basado en el modelo soviético de los planes quinquenales, para desarrollar la industria pesada con la ayuda de técnicos soviéticos. La industria pasó a ser el centro del desarrollo económico y se socializaron las grandes empresas. Pero los dirigentes chinos eran muy conscientes de que su país era agrícola y la mayoría de la población campesina, así que después del reparto de la tierra, se animó a los campesinos a que juntaran sus tierras para formar cooperativas y repartieran los beneficios según el trabajo de cada uno.
Los resultados fueron tan brillantes que el crecimiento llegó a un 19 por 100 anual, pero los dirigentes chinos querían además evitar que este éxito supusiera el crecimiento de una burocracia poderosa, como en la URSS. Por ello, Mao lanzó en 1957 la «Campaña de las Cien Flores», pidiendo a la población, especialmente a los intelectuales, que hicieran críticas al sistema y propusieran nuevas vías hacia el socialismo. La consigna era: «que se abran cien flores y convivan cien escuelas de pensamiento», lo que parecía un camino democrático. Se manifestaron muchas críticas, especialmente contra el excesivo poder del Partido Comunista, pero no culminó en un proceso democrático, sino en la persecución de los disidentes que habían expresado críticas.
En el periodo del “Gran Salto Adelante”, el segundo plan quinquenal (1958-1962) se propuso doblar la producción industrial, sin que ello perjudicara a la agricultura, como había sucedido en la Unión Soviética. Para evitarlo se organizaron las “comunas populares”, una experiencia nueva en el mundo socialista, que consistía en agrupar a las pequeñas cooperativas del campo en grandes unidades de producción que mejoraran los rendimientos agrícolas, que establecieran pequeñas industrias para autoabastecerse de lo imprescindible y que mantuvieran pequeñas unidades militares. Esta forma descentralizada permitía industrializar también el campo y organizar un país tan extenso y poblado.
CHINA. DE LA REVOLUCIÓN CULTURAL A LA MUERTE DE MAO
En 1959, China, que había partido de ser un país pobre, era la décima potencia del mundo en producción industrial total. Pero graves desajustes económicos ocasionaron tres años de hambrunas y disturbios, que produjeron la muerte de 15 millones de personas. Hubo enfrentamientos entre los revolucionarios maoístas que, junto con las comunas agrícolas, impulsaban el Gran Salto Adelante, y los partidarios de una planificación al estilo soviético, que desarrollara la industria pesada.
Después de la muerte de Stalin, Mao denunció abiertamente a los dirigentes de la URSS como «revisionistas» que habían abandonado la revolución para instalarse en el poder como una nueva casta dominante. Les acusaba de que la política de coexistencia pacífica con los EEUU comenzada por Jruschov era la rendición ante el capitalismo.
En 1960 el enfrentamiento chino-soviético ya era abierto y se retiraron de China los expertos del programa de ayuda de la URSS. La ruptura definitiva se dio en 1963: los maoístas se declaraban continuadores del auténtico marxismo-leninismo, del que habrían renegado los dirigentes soviéticos.
LAS CONSECUENCIAS EN EUROPA
Tanto Albania como Rumania, que hasta entonces habían seguido fielmente el modelo soviético, apoyaron al Partido Comunista Chino. A principios de los años setenta, Rumania, dirigida por Nicolae Ceaucescu fue considerada por los países occidentales como país en vías de desarrollo y obtuvo acuerdos preferenciales con la CEE, cuantiosos préstamos de EEUU, así como su ingreso en diferentes instituciones capitalistas.
B6/5.1. Explica algunas características de la economía comunista a partir de gráficos.
PROPUESTA PARA EL TRABAJO INDIVIDUAL RELACIONADO CON LOS DERECHOS HUMANOS
EL BLOQUE COMUNISTA Y LA DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS
Revisa las votaciones que se realizaron en las Naciones Unidas para aprobar la Declaración Universal de los Derechos Humanos, explica la clase que votaron los países del bloque comunista y el motivo o los motivos por los que emitieron ese voto.
¿QUÉ MEDIDAS ECONÓMICAS TOMADAS POR JRUSHCHOV CREES QUE FUERON POSITIVAS Y CUALES NEGATIVAS? CREA UNA TABLA PARA VISUALIZAR MEJOR LA RESPUESTA.
RECUERDA QUE TRATAMOS ESTE PARTICULAR EN EL APARTADO RELATIVO A LA EVOLUCIÓN DE LA URSS ENTRE 1945 Y 1963
MEDIDAS POSITIVAS | MEDIDAS NEGATIVAS |
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