B4/5. La expansión colonial de los países industriales: causas, colonización y reparto de Asia, África y otros enclaves coloniales, consecuencias.
LOS FACTORES QUE PROPICIARON EL IMPERIALISMO
En la segunda mitad del siglo XIX, algunas potencias europeas, y poco después Japón y Estados Unidos, pasaron a dominar extensos territorios del planeta dando lugar al imperialismo moderno, por el que grandes imperios ultramarinos sustituyeron a los que habían surgido a partir del siglo XV. Las explicaciones sobre las causas de este proceso son diversas, y varían según la óptica de los autores.
LAS CAUSAS ECONÓMICAS
Para los autores socialistas, como Rudolf HiIferding, Rosa Luxemburgo o Lenin, las principales motivaciones de la expansión imperialista eran de índole económica. Según esta línea argumental, el imperialismo sería la consecuencia lógica del capitalismo en su voraz búsqueda de materias primas y fuentes de energía, así como de mercados para los excedentes de producción y capital:
- Búsqueda de materias primas y fuentes de energía. La Segunda Revolución Industrial multiplicó las necesidades de las grandes potencias en tal sentido, por lo que la búsqueda de fuentes de abastecimiento se convirtió en una cuestión crucial para el mantenimiento de la actividad industrial.
- Búsqueda de mercados. La crisis económica de 1873 provocó un giro hacia el proteccionismo económico. Este hecho coincidió con la aparición de nuevos países competidores, lo que hizo precisa la búsqueda de nuevos mercados en los que distribuir la producción.
La excesiva competencia en el mercado interior dificultaba la obtención de beneficios y, por ello, las colonias fueron vistas como una oportunidad para invertir. La construcción de infraestructuras asociada a la expansión colonial fue una oportunidad idónea para rentabilizar esas inversiones.
LAS CAUSAS DEMOGRÁFICAS
A lo largo del siglo XIX el continente europeo había experimentado un sostenido crecimiento de población como consecuencia de los cambios sociales y económicos registrados desde finales del siglo XVIII debido al desarrollo de la sociedad industrial y a una progresiva mejora en las condiciones de vida.
La posibilidad de disponer de territorios hacia los que poder dirigir los excedentes de población resultó clave en la expansión imperialista europea y terminó provocando la emigración de millones de europeos a territorios ultramarinos en busca de oportunidades. En ocasiones, fueron estos colonos los que demandaron apoyo de sus gobiernos para ocupar y colonizar territorios.
Los ejemplos más sangrantes son los de Australia y Nueva Zelanda, que se convirtieron en colonias de poblamiento o dominios, en los que se arrinconó o exterminó a los aborígenes para expropiar sus tierras y entregárselas a los colonos británicos que transformaron estos territorios en réplicas exactas de la metrópoli. En la actualidad existe una gran controversia en estos países sobre el trato dado a los habitantes de esta zona del planeta.
LAS CAUSAS POLÍTICAS
La posesión de extensos dominios se identificaba como un motivo de prestigio nacional, por lo que muchos gobiernos se lanzaron a políticas imperialistas. Junto a ello, la rivalidad territorial entre potencias llevó a que se ocupasen tierras para evitar la expansión del rival:
- Francia. Tras la derrota en la Guerra franco-prusiana (1870-1871), el dominio colonial fue una fórmula para recuperar el prestigio perdido, hecho que explica la intensificación de la expansión imperialista durante la Tercera República.
- Alemania. El nuevo Estado se convirtió en una gran potencia mundial que consideraba la expansión una consecuencia lógica de su estatus internacional.
- Reino Unido. La necesidad de poseer enclaves de apoyo a la marina y el comercio jugó un importante papel en el caso del imperialismo británico.
LAS CAUSAS IDEOLÓGICAS
El nacionalismo propio de la época fundamentaba el progreso de un país en su extensión territorial. Asimismo, se justificaba la expansión imperialista por la creencia en la misión civilizadora de la raza blanca, al considerarla superior al resto y con el cometido de llevar la civilización a los pueblos indígenas.
Su justificación procedía de dos fuentes: la teoría del progreso y el darwinismo social, según el cual la civilización occidental estaría en la cúspide del desarrollo evolutivo de la humanidad. Este punto de vista desembocó en un marcado racismo. Fue el caso de algunas narraciones de Rudyard Kipling, que transmiten la idea de que Gran Bretaña tiene el destino de llevar su civilización a los pueblos salvajes.
En relación con ello, el deseo de descubrir y cristianizar nuevos territorios llevó a emprender numerosas expediciones realizadas por exploradores y misioneros. Fue el caso de las de Caillié, Livingstone o Stanley en África, que se adentraron en territorios desconocidos hasta ese momento. En Asia, las teorías sobre la supremacía racial encontraron su reflejo en el imperialismo japonés.
EL PROCESO DE CONQUISTA DE LOS IMPERIOS COLONIALES I (ÁFRICA)
ÁFRICA HASTA EL SIGLO XIX
Al comenzar el siglo XIX, el continente africano era prácticamente desconocido para los europeos, que solo habían instalado algunas factorías en el litoral, sin aventurarse apenas por el interior. Por aquel entonces se distinguían en África tres zonas claramente definidas:
- Norte del continente. Desde el siglo VII, el islam se había ido extendiendo por el tercio septentrional a través de las rutas comerciales. A comienzos del siglo XIX había en la zona distintos regímenes musulmanes, entre los que destacaban el reino de Marruecos, el Imperio Kanem-Bornu (que abarcaba un amplio territorio desde el golfo de Guinea hasta la cuenca del Nilo) o el Imperio Wadai, en la zona del actual Sudán. Además, la cuenca mediterránea y Egipto estaban en manos del Imperio otomano.
- Zona central. En el África subsahariana se desarrollaron otros reinos, como el del Congo o el Tutsi. Mención aparte merece el reino de Etiopía, que contaba con 2.000 años de historia y que se había convertido al cristianismo en el siglo IV d. C. Además, diversos grupos tribales dominaban extensas zonas, como los masáis en torno al lago Victoria o los oromos en el golfo de Somalia.
- Zona sur. En la zona meridional de África se habían establecido diversas factorías europeas, que habían entrado en contacto con los pobladores de la zona (esencialmente batsuanas y zulúes). En 1840, los bóeres, colonos de origen holandés, habían establecido la colonia de Natal.
A mediados del siglo, exploradores, misioneros y médicos se adentraron en el territorio en expediciones que despertaron un creciente interés por el continente africano y sus recursos.
El desarrollo de los sistemas de comunicaciones, junto con las innovaciones en medicina (como el descubrimiento de la quinina, para combatir la malaria), hizo posible ese avance hacia el interior del continente.
LOS INICIOS DE LA COLONIZACIÓN
El camino de la expansión colonial fue emprendido en la década de 1830 por Francia, que inició la ocupación de Argelia, a la que siguió el control sobre Túnez.
En 1869 se inauguró el canal de Suez, lo que propició la colaboración entre Francia y Reino Unido para hacerse con el control de Egipto, que en el año 1882 quedaría definitivamente bajo administración británica.
El impulso colonizador decisivo lo dio Leopoldo II de Bélgica, que logró el control de buena parte de África central a partir de 1879; su maniobra dio origen a numerosas controversias con otras potencias, especialmente con Francia, que exploraba el este de la cuenca del río Congo.
Las rivalidades se vieron incrementadas debido al creciente interés de Alemania por expandir sus dominios hacia el África central. El nuevo Estado era una gran potencia industrial y militar, y su emperador, Guillermo I exigía un imperio acorde con el poder de Alemania.
EL REPARTO DE ÁFRICA
Estas rivalidades provocaron la convocatoria de la Conferencia de Berlín. Se celebró entre 1884 y 1885 y a ella acudieron quince países para repartirse el continente africano.
En ella se acordó la libertad de navegación y comercio por los ríos Níger y Congo, el reconocimiento del Congo como dominio personal del rey belga, el control francés sobre el territorio al norte del río Congo y la aceptación de las reivindicaciones coloniales alemanas.
Asimismo, se declaró la abolición del tráfico de esclavos y se proclamó el principio de que ninguna potencia podría reclamar territorio alguno si no lo había ocupado de manera efectiva. Esto provocó que las diferentes potencias iniciasen una dura carrera de expansión territorial:
- África occidental. Francia logró el control de una extensa área que comprendía Marruecos, Argelia, Túnez, el desierto del Sahara, Senegal, Costa de Marfil, la cuenca del Níger y parte del África ecuatorial.
- África oriental. La potencia más beneficiada fue Reino Unido, que controló, en un continuo territorial de norte a sur, Egipto y el valle del Nilo fiesta el lago Victoria. En esta área, Italia y Francia tuvieron que conformarse con pequeños enclaves en la costa del océano Índico.
- África del sur. La expansión británica se orientó hacia el norte. Siguiendo en buena parte los planteamientos del político y empresario Cecil Rhodes, los británicos trataron de conectar estos dominios con el valle del Nilo para evitar que Alemania y Portugal uniesen las colonias que ambas poseían en las costas atlántica e índica. En este proceso, entre 1899 y 1902 se enfrentaron en una guerra contra los bóeres que dio a Reino Unido el completo dominio de Sudáfrica.
Además, las pretensiones francesas de unir Somalia con sus dominios centroafricanos desencadenaron un incidente en Fashoda en el año 1898 que dio a los británicos el control del valle del Nilo en su totalidad.
Hacia 1900, África estaba prácticamente repartida entre las potencias europeas, y tan solo existían dos Estados independientes: Abisinia (actual Etiopía), que resistió los intentos italianos de invasión, y Liberia, fundada en 1847 por antiguos esclavos negros procedentes de Estados Unidos.
EL PROCESO DE CONQUISTA DE LOS IMPERIOS COLONIALES II (ASIA)
ASIA Y EUROPA ANTES DEL SIGLO XIX
A diferencia de lo ocurrido en el continente africano, Asia había sido zona de expansión para los europeos desde el siglo XVI, de modo que la presencia colonial en el continente era ya intensa.
- Asia central. Hasta el siglo XVIII, la región del Indostán había estado dominada por el Imperio mogol y la decadencia de este había permitido el establecimiento de un poderoso Estado de religión hindú, conocido como Imperio mahratta, que consiguió someter parte de la zona.
Los europeos se habían establecido desde el siglo XVI en distintos enclaves costeros. Desde su fundación en el año 1600, la Compañía Británica de las Indias Orientales venía desempeñando un papel protagonista gracias al control que ejercía sobre Bombay, Madrás y Bengala.
- Sudeste asiático. La presencia europea en esta región también tiene su origen en enclaves comerciales fundados en el siglo XVII. La zona de Indonesia había sido explotada inicialmente por Portugal, que pronto dejó paso a la Compañía Holandesa de las Indias Orientales. A comienzos del siglo XIX la corona holandesa se hizo con el control del territorio. La presencia holandesa chocó con los intereses de Reino Unido, que desde 1824 se había establecido en península de Malaca y en algunas zonas de Birmania.
En Indochina, por su parte, el reino más importante a comienzos del siglo XIX era el de Vietnam, que mantenía relaciones con los emperadores chinos. Otro Estado relevante era Siam, gobernado por la dinastía Chakri y que durante el siglo XIX entabló relaciones comerciales con los europeos.
- Asia oriental. En el caso del Imperio chino, desde el siglo XVII estaba gobernado por la dinastía Qing, que había mantenido un férreo control sobre el acceso de extranjeros (solo el puerto de Cantón estaba abierto al comercio). Los europeos iniciaron una campaña de penetración comercial que desató enfrentamientos. Por otro lado, China se expandió hacia las regiones de Hunan, Kansu y el Turkestán, lo que provocó levantamientos contra los pueblos que las habitaban.
Por su parte, Corea mantenía una situación de aislamiento gobernada por la dinastía Ri y sumida en profundos conflictos internos. Lo mismo ocurría en Japón, donde los europeos apenas habían establecido contacto y donde el emperador estaba en la cúspide de un sistema feudal.
- Pacífico. La colonización occidental no planteó excesivos problemas. Reino Unido, Francia y España habían sido las únicas potencias presentes hasta que Estados Unidos y Alemania irrumpieron y obligaron a establecer acuerdos para delimitar las zonas de influencia en la región.
LA DOMINACIÓN DE ASIA
A lo largo del siglo XIX, los europeos intensificaron su presencia en el continente asiático, así como en las islas del océano Pacífico.
- Asia central. En el año 1857 tuvo lugar la revuelta de los cipayos, que cuestionaba la autoridad de la Compañía Británica de las Indias Orientales en el Indostán. Además, los rusos avanzaban desde Siberia hacia el sur, amenazando así la presencia británica en la región. Por ello, el Gobierno británico asumió el control directo del territorio y en 1877 la reina Victoria fue nombrada emperatriz. Para garantizar la integridad territorial, ocuparon el noroeste de la región (el actual Pakistán) y acordaron con Rusia mantener la independencia de Afganistán como “Estado-tapón” entre ambas potencias.
- Asia sudoriental. En 1869, Francia culminó su conquista de Indochina, y el reino de Siam permaneció independiente como zona de separación con el Imperio británico. Por su parte, Holanda consolidó el control de Indonesia tras la cesión británica de las islas de Java, Sumatra y Borneo.
Rusia también se expandió por el extremo oriental del continente. En 1859 controló la orilla izquierda del río Amur y fundó el puerto de Vladivostok; en 1875 se hizo con la isla de Sajalín. Por su parte, Japón derrotó a China en la Guerra chino-japonesa (1894-1895) y, por el Tratado de Shimonoseki, recibió la isla de Taiwán.La resistencia china a la penetración extranjera se manifestó en la revuelta de los bóxeres (1899-1901), que se zanjó con una nueva derrota china.La tensión en la región provocó la Guerra ruso-japonesa (1904-1905), que se libró por el control de Corea y Manchuria y se saldó con la firma del Tratado de Portsmouth, que contemplaba la creación de un protectorado japonés en Corea y la pérdida de algunas posesiones rusas en la región.
- Asia oriental. La debilidad de China despertó una dura pugna por el control de su territorio entre Rusia, Japón, Reino Unido, Francia y Estados Unidos. Para controlar el comercio en la región, los británicos libraron las guerras del Opio. La primera (1839-1842) se saldó con la firma, en 1842, del Tratado de Nankín, por el que China cedía a los británicos Hong Kong y abría sus puertos al comercio internacional. La segunda (1856-1860) supuso la apertura de nuevos enclaves y la libertad para los extranjeros para viajar al interior de China.
ORGANIZACIÓN DE LAS COLONIAS Y CONSECUENCIAS DEL IMPERIALISMO
LAS FORMAS DE ORGANIZACIÓN COLONIAL
La presencia de los europeos en los territorios colonizados supuso el control político, social y cultural, y el sometimiento de los pueblos de estos territorios a los intereses económicos de las metrópolis.
La administración local de los territorios coloniales recayó en principio en las compañías privilegiadas de comercio, que recibieron amplios poderes. Sin embargo, pronto el Estado asumió estas funciones. Hubo sistemas de control colonial muy variados:
- Las colonias eran aquellos territorios en los que la población indígena estaba totalmente sometida a la potencia colonial, que implantó un gobierno y una administración totalmente europeos. El poder de la metrópoli se ejercía por medio de un gobernador. Este sistema predominó en África y en parte de Asia.Un tipo peculiar fueron las colonias de poblamiento, en las que se asentó una numerosa población europea que impuso su lengua, formas de vida e instituciones.
- Los dominios eran específicos del Imperio británico. Se trataba de colonias de poblamiento a las que se les aplicó un sistema de autogobierno. Los poderes del gobernador estuvieron limitados por un gobierno designado por una asamblea elegida por los colonos. Los dominios gozaron de completa autonomía en la política interior, pero la política exterior se decidía en la metrópoli. Fue el caso de Canadá, Nueva Zelanda, Australia y la Unión Sudafricana.
- Los protectorados eran territorios coloniales donde ya existía un Estado soberano con su propia estructura política y cultural. La potencia colonial respetaba, en teoría, el gobierno y la administración indígena, pero ejercía el control militar, la dirección de la política exterior y la explotación económica.
- En las concesiones un Estado cedía, de forma temporal, territorios a una potencia colonial, que los controlaba económicamente pero sin desplazar a ellos ni funcionarios ni militares. El caso más destacado fue China.
CONSECUENCIAS
La colonización provocó cambios profundos en la economía, la cultura y los modos de vida de los pueblos indígenas.
ECONÓMICAS
Los europeos practicaron la «economía del pillaje», es decir, explotaron con el menor coste posible unos inmensos territorios con abundantes recursos naturales.
Los colonos europeos se apropiaron de las tierras, desplazando por la fuerza a los indígenas. Así, en Argelia, tras la revuelta de 1871, cerca de 500.000 hectáreas de tierras fueron confiscadas y distribuidas entre los colonos, En otros casos se encerró a los indígenas en reservas (África del sur). Las grandes compañías recibieron de sus metrópolis concesiones gratuitas para explotar las tierras por el sistema de plantaciones dedicadas al monocultivo (caucho, café, té, tabaco, cacao, cítricos…).
También obligaron a los indígenas al trabajo forzoso en condiciones infrahumanas, lo que, en ocasiones, produjo drásticas reducciones de la población. Esta explotación y la ruina de las actividades artesanales indígenas por la competencia industrial europea aumentaron la miseria de la mayoría de la población sometida a la colonización.
La explotación de los recursos (materias primas, fuentes de energía), el control de los mercados coloniales y las preocupaciones estratégicas impulsaron a las metrópolis a equipar a las colonias con ferrocarriles, carreteras, puertos y líneas telegráficas. Pero se trazaban para satisfacer los intereses de la metrópoli, por ejemplo, uniendo los puertos con las minas, mientras que el resto del territorio quedaba incomunicado.
Generalmente, las metrópolis europeas impusieron sus monedas, sus sistemas fiscales y elevaron las tarifas aduaneras sobre las mercancías para limitar los gastos de la administración de los territorios coloniales.
DEMOGRÁFICAS
En la fase inicial de la colonización, la población se vio reducida debido a las políticas de persecución de los indígenas; los casos de Australia o Nueva Zelanda, donde los aborígenes fueron prácticamente exterminados es el ejemplo más claro. Pero la introducción de la medicina europea (higiene, vacunas, etc.) en los territorios colonizados permitió reducir la mortalidad, mientras la natalidad se mantuvo elevada. El crecimiento de la población y el rápido proceso de urbanización, producto de la miseria rural, provocaron un hambre crónica y un incremento de las tensiones sociales. Situación que en muchos casos ha llegado hasta nuestros días y se ha visto agudizada en varias ocasiones a lo largo de los últimos 50 años.
Por otro lado, el traslado de población blanca incrementó de forma notable el número de habitantes en algunas zonas, lo que dificultó el abastecimiento y causó serios problemas de subsistencia para la población indígena.
CULTURALES
La acción imperialista impactó profundamente en las mentalidades de las comunidades tribales más primitivas. Las misiones y la extensión de la enseñanza impusieron la preeminencia de la lengua metropolitana y amenazaron la cultura autóctona, tratando de atenuar la propia identidad. Ello dio lugar a un fenómeno de aculturación.
POLÍTICAS Y SOCIALES
Se crearon fronteras artificiales que supusieron la unión o división forzada de grupos tribales y étnicos diferentes, lo que ocasionó innumerables conflictos políticos, sociales y étnicos que persisten hoy día.
Por otra parte, en el seno de la administración colonial se forjó una élite indígena en la que se difundieron ideas liberales o socialistas que generaron un creciente nacionalismo, que aspiraba a la independencia.
MILITARES
Las potencias europeas se enfrentaron en África y Asia y aunque en ningún caso se llegó al enfrentamiento abierto, gracias a la diplomacia, las diferencias entre ellas alimentó una enemistad ya de por sí muy desarrollada en el continente europeo. contribuyendo al desarrollo armamentístico, sobre todo naval, de los ejércitos europeos.
B4/3.2. Localiza en un mapamundi las colonias de las distintas potencias imperialistas.
B4/3.1. Identifica y explica razonadamente las causas y las consecuencias de la expansión colonial de la Segunda Mitad del siglo XIX.
PROPUESTA PARA EL TRABAJO INDIVIDUAL RELACIONADO CON LOS DERECHOS HUMANOS
ORDENA EN LA SIGUIENTE TABLA LAS CAUSAS Y CONSECUENCIAS DE LA COLONIZACIÓN QUE HAY A CONTINUACIÓN, SOBRAN 5 QUE SON FALSAS:
GUERRA ABIERTA ENTRE LAS POTENCIAS EUROPEAS | BÚSQUEDA DE MATERIAS PRIMAS Y ENERGÍA | CREACIÓN DE FRONTERAS ARTIFICIALES |
MESTIZAJE ENTRE EUROPEOS E INDÍGENAS | MISIÓN CIVILIZADORA DE LA RAZA BLANCA | PRESTIGIO NACIONAL |
CONFISCACIÓN DE TIERRAS | EXCEDENTES DE POBLACIÓN | CONSTRUCCIÓN DE INFRAESTRUCTURAS PARA LA POBLACIÓN |
FORMACIÓN EN EL IDIOMA DE LOS INDÍGENAS | BÚSQUEDA DE NUEVOS MERCADOS | TRABAJO FORZOSO EN MALAS CONDICIONES |
EXTERMINIO DE ALGUNOS PUEBLOS | PETICIONES POR PARTE DE LOS INDÍGENAS DE PRESENCIA EUROPEA | ACULTURACIÓN |
CAUSAS | CONSECUENCIAS |
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