4.6 El arte de la Revolución: del neoclasicismo al romanticismo

EL ARTE DE LA RAZÓN: EL NEOCLASICISMO

El neoclasicismo es el arte de la Ilustración, el arte de la razón. Tradicionalmente se ha considerado al neoclasicismo como un estilo de oposición radical al rococó, vinculado a la degeneración del Antiguo Régimen. Efectivamente, resulta evidente que el neoclasicismo representó un enorme cambio estético, formal y conceptual respecto al barroco y al rococó. Pero no debemos dejar de tener en cuenta que el origen primigenio del neoclasicismo se encuentra en en la iniciativa de la nobleza y la monarquía ilustrada de medidos del siglo XVIII.

Sus primeros inicios, aún tímidos, se remontan a mediados del siglo XVIII, perviviendo, aunque con diferencias según los países, hasta bien entrado el siglo XIX.

La inspiración neoclásica podemos encontrarla en las excavaciones de Pompeya y Herculano en el reino de Nápoles gobernado en aquel momento por el futuro Carlos III de España, además en Francia, la corte absolutista ordena la construcción de obras como la iglesia de Santa Genoveva de Soufflot (actual Panteón de los hombres ilustres) o el Petit Trianon de Gabriel:

El movimiento clasicista pronto adquiriría un carácter marcadamente antibarroco:

  1. En las Academias se comienza a luchar contra lo que se considera la degeneración formal y técnica del barroco
  2. Los ilustrados como Diderot, empiezan a defender un arte más auténtico y moral
  3. Los arquitectos reaccionan contra lo que consideraban una manera construir muy preocupada por lo decorativo y poco por los aspectos técnicos

El contexto socio-político del momento, con una burguesía cada vez más pujante y decidid a luchar contra las estructuras del Antiguo Régimen, explica la radicalización de las posturas y la progresiva identificación del neoclasicismo con el ideario burgués en su lucha contra la estética barroca y el Antiguo Régimen respectivamente. No es que el neoclasicismo tenga un contenido ideológico concreto, pero sí que se configura como un estilo comprometido con su tiempo y progresivamente va identificándose con los valores de virtud cívica, patriotismo, honestidad y austeridad con lo que la burguesía se enfrenta a las clases dominantes.

Además, autores como Winckelmann y Lessing (en la década de 1760) definirán el arte clásico griego como superior al resto y a partir del cual se inicia una degradación hasta llegar al barroco.

La trascendencia de la Razón en la creación artística neoclásica resulta fundamental, inscribiéndose dentro del fenómeno más amplio de la ilustración y será la arquitectura el campo en el que la racionalidad es proclamada como la verdadera esencia de la actividad creadora, relegando a la pintura y sobre todo al escultura a un segundo plano.

LA ARQUITECTURA NEOCLÁSICA

La arquitectura neoclásica posee una riqueza extraordinaria. Frente a la imagen que a veces se ha dado de una edificación basada en la simple imitación formal de los modelos griegos y romanos, la construcción del momento se caracteriza por la investigación rigurosa y crítica de los modelos clásicos. Cuando los arquitectos neoclásicos proyectan sus obras no pretenden tanto recuperar las formas clásicas como aprender de ellas. Su gran preocupación consiste en llevar a cabo una arquitectura de la Razón, y el lenguaje clásico es la gran referencia formal para conseguirlo.

En consecuencia, las posibilidades de la arquitectura neoclásica son muy variadas. La personalidad de cada autor se materializa en una interpretación diferente que no se refiere sólo a su fuente de inspiración, sino que va desde revisiones arqueologistas a otras puristas e incluso utópicas:

  • Así, el Neopalladianismo inglés, desde William Chambers hasta Robert Adam, pasando por los John Wood (padre e hijo)
  • El Neogriego de James Stuart
  • El Neoclasicismo ecléctico de John Soane y Karl Friedrich Schinkel
  • El Academicismo francés de Jacques-Germain Soufflot y Fierre Vignon
  • La arquitectura visionaria de Etienne-Louis Boullée y Claude-Nicolas Ledoux

Todas estas propuestas caben, aun dentro de sus enormes diferencias, dentro del concepto de arquitectura neoclásica.

Esta variedad vino acompañada de una amplia difusión de las formas neoclásicas por todos los países europeos. Ahora bien, en dos de ellos la arquitectura clasicista obtuvo un singular éxito:

  • En Gran Bretaña, los orígenes del estilo se remontan nada menos que a 1725, cuando Lord Burlington inició la construcción de Chiswick House en Middlessex. A partir de entonces, la arquitectura inglesa sabrá conjugar la lección del lenguaje grecolatino con una interpretación más libre de las formas del pasado, el denominado pintoresquismo.
  • El Neoclasicismo alemán se caracterizó, por su parte, por su clara y decidida vocación arqueologista. Dos arquitectos brillaron con luz propia en el panorama germano anterior a la unificación: el prusiano Karl Friedrich Schinkel, y el bávaro Leo von Klenze, autor de obras tan significativas del estilo como la Gliptoteca de Munich (1816-1834) y el Ermitage de San Petersburgo (1839).

En su conjunto, y dentro de la diversidad formal y de inspiración en la que se mueve la arquitectura neoclásica, sus autores comparten una clara vocación por profundizar en la pureza de las formas, asimilar la lección del pasado grecolatino (entendido tanto en su aspecto material como en el moral) y, sobre todo, concebir el ejercicio de la arquitectura con un sentido elevado y trascendente.

LA PINTURA NEOCLÁSICA

Los pintores del período neoclásico deben afrontar un reto de extraordinaria dificultad: satisfacer las necesidades de una sociedad nueva y revolucionaria a partir de la estética inspirada en los modelos grecolatinos. Esta vuelta al clasicismo, basada en los textos teóricos de autores como Winckelmann y en los espectaculares descubrimientos arqueológicos del momento, está unida al fenómeno de la Ilustración y, en consecuencia, vinculada a las clases dirigentes del Antiguo Régimen.

En principio, lo que se requiere de los artistas es:

  • Una mayor sinceridad como reflejo de las ideas de moralidad civil triunfantes.
  • La obra de arte debe ser, ante todo, un fiel trasunto de la nueva ideología ilustrada.
  • Diderot está a la cabeza de los defensores de esta manera de entender el arte. Para Diderot, la máxima expresión del nuevo arte está en la obra moralizante de Jean-Baptiste Greuze (1725-1805), antítesis de la pintura vacía y ornamental de Francois Boucher.

Jacques-Louis David (1748-1825) se convertiría en el mayor exponente del neoclasicismo en pintura. Ya con su primera gran obra, Belisario (1781), apuntó lo que sería la pintura neoclásica, obteniendo un importante éxito.

Diderot manifestó entonces su confianza en que David conduciría a la pintura hasta la definición de una estética nueva. David no le defraudó y poco después presentó el gran cuadro manifiesto del Neoclasicismo: El Juramento de los Horacios.

Para David, la pintura suponía ante todo una lección de filosofía. La antigüedad clásica le ofrecía el contexto idóneo para la transmisión de los principios revolucionarios. Además, la pintura no era más que un modo de expresión de una actitud personal. David era, ante todo, un revolucionario: fue miembro de la Asamblea Nacional, votó a favor de la ejecución de Luis XVI y participó activamente en las actividades de la Convención. Fue la época de su obra más profunda y sobria: La muerte de Marat (1793). Más adelante se implicaría con igual fervor en el período napoleónico, organizando las grandes ceremonias imperiales y representándolas en cuadros como La Coronación de Napoleón (1806-07) o la Distribución de las águilas (1807).

Pese a esta identificación personal, el Imperio marca el inicio de la crisis pictórica y personal de David. La austeridad revolucionaria ha dejado paso a la pompa napoleónica. Se impone una estética más acorde con un sentimiento dramático y expansivo de la existencia. Un discípulo de David, Antoine-Jean Gros (1771-1835), con obras como Bonaparte visitando a los apestados de Jaffa (1804), supo responder a las nuevas necesidades políticas y sociales apuntando al mismo tiempo hacia las próximas búsquedas de la pintura romántica.

LA ESCULTURA NEOCLÁSICA

En el campo de la escultura el impacto de la novedad de los nuevos conocimientos fue menor que en otras artes como la pintura y la arquitectura, debido a que los escultores ya estaban bebiendo en las fuentes clásicas desde el siglo XV, esto hizo que la nueva reinterpretación del clasicismo no tuviera buena acogida:

  • Las esculturas neoclásicas en su mayoría ya no mostraban la misma alta calidad que durante el Renacimiento o el Barroco
  • La mala interpretación de la estética defendida por Wickelmann condujo a los artistas de menor categoría a la producción de muchas obras con el carácter de la copia servil de los modelos antiguos
  • Esta pérdida en el vigor artístico ayudó a atraer a la crítica sobre este cambio.

Las obras mostraron en general un alto nivel de equilibrio formal, con una expresión cautelosa y raros momentos de dramatismo.

Los materiales preferidos fueron el bronce y el mármol blanco, al igual que lo que se creía en la antigüedad aunque en realidad las esculturas eran polícromas, pero a diferencia de temporadas anteriores, el neoclasicismo el artista creador pasó a emplear a más ayudantes que realizaban la mayor parte de los trabajos técnicos como pasar a la piedra o realizar la fundición a partir del modelo de arcilla o yeso que había sido creado por el escultor, dejando que el maestro asumiese la fase final de la escultura del pulido y definición de detalles, ya que esta fase es sin duda crucial para la obtención del efecto final de la obra y requiere la experiencia de la mano maestra.

 

ANTONIO CANOVA

El veneciano Antonio Canova (1757-1822) es el gran escultor del neoclasicismo. Sólo el danés Bertel Thorvaldsen (1770-1844) podría disputarle el honor. Sin embargo, pese a que éste sigue con mayor fidelidad los postulados de los teóricos clasicistas, Cánova posee una riqueza formal e intelectual superior.

Entendió la escultura como una sublimación de las formas de la naturaleza inspirándose en el ideal de la belleza de los modelos clásicos. En consecuencia, buscó siempre la objetividad en sus obras, llegando incluso a reservar parte de la ejecución a técnicos especialistas en el trabajo del mármol.

Pese a ello, no es un escultor frío. En sus figuras se aprecia un toque de sensualidad y un componente emotivo que, unidos a un gusto por la multiplicación de puntos de vista, le convierten en un escultor equilibrado y en un precedente de la mejor escultura posterior.

 

BERTEL THORVALDSEN

Las ideas de Winckelmann también llegaron a Dinamarca. Bertel Thorvaldsen durante su estancia en Roma realizó su Jasón y el vellocino de oro, que fue muy admirado por Canova. Después de esta obra llegó a ser solicitado por clientes de varios países y sucedió al mismo Canova en prestigio internacional.

Personifica el estilo del arte griego clásico más que el del artista italiano. Las poses y expresiones de sus figuras son más estiradas y formales que las de Canova. Los motivos de sus obras (relieves, estatuas y bustos) se tomaron principalmente de la mitología griega como Cupido y Psique (1807, Museo Thorvaldsen), pero también retrató a personalidades importantes, como la estatua de Copérnico sedente, ante la Academia Polaca de Ciencias.

ARQUITECTURA NEOCLÁSICA Y ROMÁNTICA

PINTURA NEOCLÁSICA Y ROMÁNTICA

ESCULTURA NEOCLÁSICA Y ROMÁNTICA

EL ARTE DE LO IRRACIONAL: EL ROMANTICISMO

A mediados del siglo XVIII surgen en Gran Bretaña una serie de planteamientos estéticos basados en la subjetividad y el sentimiento, al tiempo que están interesados por la arquitectura gótica y la idea de lo pintoresco. Como reflejo de esta actitud, Horacio Walpole construyó a partir de 1749 Strawberry Hill House. De esta forma se dan los primeros pasos en la conformación de un nuevo movimiento artístico, el Romanticismo.

No es casualidad que estos inicios prerrománticos se produzcan en el Reino Unido ni que coincidan en el tiempo con los primeros balbuceos neoclásicos. Gran Bretaña ocupa un lugar preeminente desde el punto de vista socioeconómico y es pionera en la toma del poder político por parte de la burguesía. Los ideales liberales tienen en ella el espacio idóneo para su desarrollo. Neoclasicismo y Romanticismo, aun dentro de sus grandes diferencias, comparten el sustrato ideológico del liberalismo burgués y, en consecuencia, no pueden dejar de estar interrelacionados en su origen.

Todavía dentro del siglo XVIII el interés por la arquitectura gótica, despreciada hasta aquel momento, comienza a extenderse a las mentes más lúcidas del continente europeo.

El triunfo del clasicismo mantuvo al naciente Romanticismo en una situación embrionaria durante décadas, pero a la vez fue ayudando a una mejor definición de su ideario. La vinculación entre la estética neoclásica y el Imperio Napoleónico provocó como reacción, sobre todo en los territorios centroeuropeos, la identificación del Romanticismo con las nociones de independencia nacional (frente a Imperio) y sentimiento individual (frente a Razón). La caída de Napoleón marcó el momento de eclosión del Romanticismo.

La Europa que surgió del Congreso de Viena pretendía restaurar el Antiguo Régimen y por lo tanto estaba muy lejos de los ideales románticos. En consecuencia, el Romanticismo no se configura como una estética identificada con el poder establecido, como en gran manera había ocurrido con el Neoclasicismo, sino que lo hace con un carácter de rebeldía.

El Romanticismo se basa, fundamentalmente:

  1. En el individualismo
  2. La sensibilidad
  3. El inconformismo
  4. Un sentimiento de huida en el espacio y en el tiempo, que se manifestará en el interés por los territorios exóticos y la Edad Media.

Precisamente la fascinación romántica por los mundos oriental y medieval habría de tener como resultado el redescubrimiento de los monumentos árabes y góticos.

Pero no todo el Romanticismo supone un esfuerzo de liberación de la realidad más inmediata. Precisamente el más avanzado desde el punto de vista ideológico, el ejemplificado sobre todo en los grandes pintores franceses del momento, se caracteriza por saber unir la sugestión que les causan otros paisajes y épocas con la preocupación por el mundo que les rodea.

LA PINTURA ROMÁNTICA

PAISAJISMO INGLÉS

En la segunda mitad del siglo XVIII la pintura inglesa experimenta un fuerte impulso gracias a la labor de dos extraordinarios retratistas, mientras que John Constable (1776-1837) y William Turner (1775-1851) abrirán un nuevo camino a la pintura inglesa: el paisaje.

Históricamente el paisaje venía considerándose simple fondo en el que situar el asunto del cuadro, en el mejor de los casos se podía admitir como un género pictórico menor. Los antecedentes en grandes maestros, como Velázquez o Vermeer, no eran considerados más que incursiones aisladas en una temática sin interés. Sin embargo, la atracción de los ilustrados hacia la naturaleza creó un clima intelectual favorable a su tratamiento artístico. Posteriormente, el Romanticismo supuso un nuevo modo de acercarse a ella, basado en lo individual y efímero. En este contexto, Constable y Turner convertirán el paisaje en el centro de su pintura, iniciando un camino de extraordinarias consecuencias posteriores.

ROMANTICISMO FRANCÉS. DELACROIX
La dictadura estética impuesta por David es el ambiente en el que se forman los tres pintores claves del período romántico en Francia:

  • Théodore Géricault (1791-1824)
  • Eugéne Delacroix (1798-1863)
  • Jean Auguste Ingres (1780-1867)

Los dos primeros serán el iniciador y máximo representante, respectivamente, del Romanticismo pictórico. El tercero personificará la cumbre del Academicismo.

Géricault es el iniciador del movimiento romántico francés y Delacroix es el que lo lleva a su máximo esplendor. Además, la producción de Delacroix es más amplia y variada, aportando una visión más compleja del Romanticismo.

Su primera gran obra, La barca de Dante, expuesta en el Salón de 1822, provocó reacciones exaltadas, desde el rechazo absoluto de los academicistas más conservadores, hasta la ardiente defensa de Baudelaire o Gros. La fuerza con la que se asumían en el cuadro los nuevos planteamientos románticos lo convirtió en una de las banderas del movimiento.

Aunque vivió hasta 1863, la pintura de Delacroix tuvo su momento de máxima expresión en la década de 1824 a 1834. En estos años, además de La matanza de Scio, pintó La muerte de Sardanapalo, una de sus obras más barrocas y coloristas, La libertad guiando al pueblo, para algunos el primer cuadro político de la historia, y Las mujeres de Argel, considerado por Renoir como el cuadro más hermoso del mundo.

LA ARQUITECTURA ROMÁNTICA

Gran parte de la arquitectura de todo el siglo XIX tiene su origen en el redescubrimiento de la Edad Media y el mundo árabe, dando lugar a los revivals o historicismos. Además, este interés acabó derivando en preocupación por la conservación de las principales construcciones históricas. Se inician entonces importantes labores de restauración, reconstrucción o finalización de muchos edificios a lo largo de toda Europa. La más emblemática de todas estas actuaciones fue la finalización de la catedral de Colonia (1824-1880), convertida en todo un símbolo de la nación alemana, del sentimiento religioso y de la recuperación de la arquitectura gótica. Los grandes teóricos del neogótico Augustus W. Pugin, John Ruskin y Eugéne-Emanuel Viollet-le-Duc admiraban en sus formas, ante todo, el racionalismo constructivo que acabaría influyendo muy poderosamente en los ingenieros y arquitectos más avanzados de finales del siglo XIX.

La vuelta al estilo gótico no está exenta de competidores, las ideas neoclásicas no mueren del todo y mantienen una permanente lucha con el regreso del gótico puro, de la misma forma la vuelta al medievo en la arquitectura acude también en cierta forma a otros estilos pasados en su afán por evitar cualquier forma de marco rígido de las obras, la corriente odia la norma inmóvil. Esta característica de rebeldía contra las restricciones le da a la arquitectura romántica su característica principal, el eclecticismo, es decir la utilización de diferentes estilos Neogótico, Neoclásico, Neorenacentista o Neorománico de acuerdo a los fines, la situación etc. de la edificación en cuestión.

El movimiento romántico en la arquitectura nace en Inglaterra, pero es en Alemania donde logra la mayor acogida, mientras que por su parte en los países latinos lo que se hace al respecto es muy poco y se limita en general a la restauración de castillos e iglesias medievales.

 

INGLATERRA

El estilo gótico ha sido una vieja tradición en Inglaterra y aunque al principio las construcciones vacilan entre lo neoclásico y lo romántico, la vieja tradición se impone y acapara la mayor parte de las obras religiosas. Las construcciones civiles tienden también a lo gótico ya que las extensas obras de tipo medieval con sus torres se adaptan mejor al resto del paisaje que las basadas en normas clásicas. Fruto de este período es el Parlamento de Londres.

 

ALEMANIA

Alemania con mucho entusiasmo la nueva tendencia Neogótica, especialmente en Munich donde se utiliza el eclecticismo ya mencionado y se construyen en una misma localización edificaciones de varios estilos según la futura utilización y sus características. De esta forma se fabrican la Basílica de San Bonifacio en la que la tendencia romántica se dirige a lo románico más que a lo gótico; igualmente sucede con la Biblioteca Estatal de Munich en la que la tendencia romántica está dirigida a formas renacentistas es decir hacia el Neorenacimiento.

 

FRANCIA

Como ya se ha dicho, en los países latinos como Francia el romanticismo no adquiere fuerza, de modo que las construcciones neogóticas son escasas, una de las más representativas, pero llevada a cabo por un arquitecto alemán, Franz Christian Gaus, es la Iglesia de Santa Clotilde de París. Otras obras dignas de mención son el castillo de Pirrefonds cerca de París y la magistral reconstrucción de Notre Dame en París llevadas a cabo por Viollet-le-Duc.

LA ESCULTURA ROMÁNTICA

Habitualmente, en el siglo XIX, el escultor realizaba sus estudios en la Academia de Bellas Artes y además acudía a completar su formación en el taller de algún escultor famoso. Generalmente participaba en diferentes concursos, y el más importante era el gran premio nacional -en Francia el Grand Prix, en España la Exposición Nacional- Si obtenía el premio, continuaba su formación, como pensionado, en el extranjero, normalmente en Italia. Además, el Estado adquiría su obra premiada para destinarla al museo. Este proceso favoreció la génesis de un «gusto colectivo» y la presencia de una escultura con temas de carácter nacional o fuertemente emotivos.

 

FRANCOIS RUDÉ

La diversidad de lenguajes plásticos del siglo XIX también se puso de manifiesto en la escultura. Una vez agotado el lenguaje neoclásico, y a pesar de la opinión de Gautler («De todas las artes, la que menos se presta a la expresión romántica es, a no dudar, la escultura») compartida por Baudelaire, en Francia trabajan algunos artistas que rompen con los planteamientos tradicionales y se identifican con los objetivos del movimiento romántico. En los mismos años en que Delacroix pintaba La Libertad guiando al pueblo, Francois Rudé (1784-1855) realizaba el relieve de La Marsellesa para el Arco de la Estrella (París), que representa al pueblo francés en marcha para defender a la República de los ataques extranjeros. Para Rudé era un tema de profundo significado personal -su padre había estado entre esos voluntarios- que llevará hasta el esplendor mítico. Para encarnar a todo el pueblo y las diferentes generaciones recurre a la alegoría: la Libertad -con un grandioso movimiento hacia delante- inspira el avance de los voluntarios, en una composición de fuertes contrastes, con efectos barrocos de claroscuro y cargada de emoción y movimiento. Las formas sintetizan aspectos inspirados en el Neoclasicismo (desnudos y armaduras) con detalles de un fuerte realismo (gestos del rostro, rasgos marcados).

También se debe a Rudé el Monumento al mariscal Ney, cuya actitud dinámica transmite el coraje y espíritu de libertad de este héroe militar. Ardiente seguidor de Bonaparte -tras la caída de emperador tuvo que exiliarse en Bruselas-, le rindió su particular homenaje en su escultura Napoleón despertando a la mortalidad. Gracias a la popularidad que obtuvieron sus obras, se inició un camino importante en la renovación del lenguaje escultórico.

 

JEAN BAPTISTE CARPEAUX

Jean Baptiste Carpeaux (1827-1875), ya contemporáneo de los realistas, estudió en París con Rudé y obtuvo el Premio de Roma en 1854, lo que le permitió completar su formación en Italia. Allí quedó impresionado por la obra de Miguel Ángel, como muestra su escultura El conde Ugolino y sus hijos, que recibió la primera medalla del Salón de 1863 y le consagró como el más prestigioso escultor de la corte de Napoleón III. Su obra más representativa es La danza, que realizó a petición de su amigo el arquitecto Garnier para la fachada del nuevo edificio de la Ópera de París. El grupo de Carpeaux muestra a tres bacantes desnudas -que provocaron un fuerte escándalo por considerarse figuras vulgares e indecentes- danzando en torno a un genio masculino alado, con un movimiento cargado de voluptuosidad.

EL ARTISTA FUERA DE LAS CORRIENTES ARTÍSTICAS: GOYA

Por el momento que le correspondió vivir, Francisco de Goya (1746-1828), casi exacto coetáneo de J. L. David, debería haber sido un pintor de formación tardobarroca que habría alcanzado en su madurez, y en el mejor de los casos, la estética neoclásica. Sin embargo, Goya es uno de esos escasos genios de la pintura de todos los tiempos que no sólo escapa de los planteamientos estéticos de su época sino que destroza cualquier intento de encasillamiento o clasificación.

Su pintura posee una riqueza formal, estilística, técnica e intelectual tan enorme que en sí misma constituye todo un recorrido por lo mejor de este arte. Su verdadera formación no fue la que recibió en el taller de Zaragoza de José Luzán ni la influencia de su cuñado Francisco Bayeu. Sus auténticos maestros fueron Velázquez y Rembrandt. A partir de ellos, y sin dejar de evidenciar influencias de Fragonard o la escuela inglesa, Goya pone las bases de buena parte de la pintura de los siglos XIX y XX:

  • Es el verdadero iniciador del Romanticismo histórico, ejerció una influencia casi obsesiva sobre Delacroix
  • Daumier se inspira en sus dibujos
  • Manet le imita, los impresionistas comparten el sentido de la luz y el toque de su época más colorista
  • Eduard Munch lo estudia y utiliza muchos de sus recursos
  • Max Ernst quedó fascinado de sus imágenes surrealistas, Paul Klee, Kandinsky, y tantos otros.

PRIMERA ÉPOCA E INICIOS EN LA CORTE (1771-1792)

Goya no fue un pintor bien encajado en su tiempo. Más que un hombre de su época, Francisco de Goya fue un hombre contra su época. Sólo en las primeras fases de su carrera, el período zaragozano o los inicios de su estancia en Madrid, se adapta a la estética dominante (el rococó). Es un hombre joven, ambicioso y de una extraordinaria vitalidad. Algunas de sus primeras obras:

  • Aníbal vencedor (1770)
  • La Cartuja de Aula Dei (1772-1774)
  • La Basílica del Pilar (1771-1772 y 1780-1781)

Y sus cartones para tapices destinados a la Real Manufactura (1774-1780) son para él las bases para su acceso a la Corte y su triunfo social.

Académico y pintor del rey, frente a su caballete comenzará a posar lo más selecto de la nobleza española: el conde de Floridablanca (1783), Carlos III (1786-1788 y los duques de Osuna (1788) son sólo algunos ejemplos. Sus cuadros son el mejor reflejo de la sociedad alegre y despreocupada de la Corte española de los últimos años del siglo XVIII.

GOYA TRAS LA ENFERMEDAD (1793-1807)

En 1792, de improviso, Goya enferma. Incluso se teme por su vida. Finalmente se recupera, pero queda en él una secuela definitiva: una sordera que le aísla por completo. De este momento crítico va a surgir un Goya nuevo, el verdadero Goya: escéptico, sarcástico, atormentado, incluso a veces despiadado.

Es la época de los Caprichos, su primera gran serie de grabados, en cuya plancha número 43 aparece el propio Goya junto al texto “El sueño de la razón produce monstruos“. Como hombre ilustrado mantiene todavía viva la esperanza en la Razón aunque es consciente de los peligros que se derivan de su fragilidad.

Su pintura, cada vez más personal, alcanza la madurez sobre todo en una magnífica galería de retratos que son a un tiempo, representación y valoración del personaje. Desde el despreciado Godoy (1801) hasta el hermosísimo y tierno de la Duquesa de Chinchón (1800), pasando por Moratín (1799), la Duquesa de Alba (1795 y 1797), Jovellanos (1798) y la familia de Carlos IV. También pinta en estos años los dos cuadros de las Majas (1800-1803).

GOYA Y LA GUERRA (1808-1818)

La entrada de las tropas napoleónicas en España y el inicio de la Guerra de la Independencia rompen definitivamente el inestable equilibrio personal de Goya. El país que había llevado al poder a esa Razón en la que creía Goya impone sus principios por la brutalidad de las armas. Ya no es preciso que la Razón duerma para que triunfen los monstruos que Goya había visto en su mirada interior. Para él la Razón ha muerto y los monstruos andan sueltos.

Durante la guerra viajó por España y pudo contemplar un interminable panorama de horrores que cristalizarían posteriormente en la serie de grabados Los Desastres de la Guerra. Su pintura, cada vez más rica técnica y temáticamente, va desde los recuerdos de Rembrandt en el Lazarillo de Tormes (1808), hasta las imágenes oníricas que preludian el surrealismo del siglo XX de El coloso (1809). En 1814 Goya decide poner esta pintura al servicio de la causa independentista y ejecuta los dos cuadros más emblemáticos de la guerra contra los franceses: La carga de los mamelucos y los Fusilamientos del 3 de mayo. En ellos no sólo se representan dos escenas concretas de la lucha desde la perspectiva del lado español. También se preludian nuevas formas de entender la pintura: fuerte y evidente carga política, exaltación dramática de la lucha por la independencia, la Historia como vivencia directa y amarga. Delacroix, Gericault, Courbet y Picasso, sabrán sacar las conclusiones oportunas.

PINTURAS NEGRAS Y EXILIO (1819-1824)

En 1819, cansado y decepcionado, Goya compra una finca en las proximidades de Madrid, la Quinta del Sordo, y se refugia en ella huyendo de una sociedad que desprecia. En sus paredes llevaría a cabo, entre 1820 y 1822, un impresionante conjunto pictórico: las pinturas negras. Libre de cualquier condicionante, para sí mismo, Goya da rienda suelta a sus monstruos: violencia, brujería, degradación…

El conjunto de las pinturas negras son un gran alegato en contra de la Humanidad, la Historia, la Razón… Estamos ante el antineoclasicismo. Saturno devorando a su hijo constituye la interpretación más violentamente negativa que pueda imaginarse del mundo clásico reivindicado desde Winckelmann.

En 1826, pocos meses antes de su muerte, Goya solicita permiso para instalarse en Burdeos. Allí, cuando menos podía esperarse, fuera del asfixiante ambiente de la España de Fernando VII, el pintor recupera la luz, el color y la esperanza. Pinta la Lechera de Burdeos y escribe en uno de sus últimos dibujos ¡Aún aprendo!.

DEFINE LOS SIGUIENTES CONCEPTOS, PERSONAJES O ACONTECIMIENTO HISTÓRICOS EN UN MÁXIMO DE CINCO LÍNEAS:

JACQUES-LOUIS DAVID

EUGÉNE DELACROIX

[WpProQuiz 6]
[WpProQuiz_toplist 6]

USANDO LA TEORÍA DE LA SECCIÓN DE TEMAS DE ESTE EPÍGRAFE Y EL MATERIAL AUDIOVISUAL Y FOTOGRÁFICO QUE ILUSTRA EL TEXTO, COMPLETA LA SIGUIENTE TABLA ESTABLECIENDO CUALES SON LAS CARACTERÍSTICAS PROPIAS DE LA PINTURA, ESCULTURA Y ARQUITECTURA NEOCLÁSICA Y ROMÁNTICA:

B3/8.1. Establece las características propias de la pintura, la escultura y la arquitectura del Neoclasicismo y el Romanticismo a partir de fuentes gráficas.

 

REALIZA UN COMENTARIO SOBRE UNA OBRA DE ARTE PROPUESTA:

USANDO EL MANUAL PARA REALIZAR COMENTARIOS DE PINTURA Y OBSERVANDO EL EJEMPLO PARA “EL JURAMENTO DE LOS HORACIOS” DE J. L. DAVID, QUE TIENES MÁS ABAJO. REALIZA UN COMENTARIO SOBRE “LA MATANZA DE QUÍOS” DE DELACROIX:

LA MATANZA DE QUÍOS (1824)

Eugène Delacroix

LA MATANZA DE QUÍOS. E. DELACROIX. Museo del Louvre. París. (1824)
LA MATANZA DE QUÍOS. E. DELACROIX. Museo del Louvre. París. (1824)

 

 

 

EL JURAMENTO DE LOS HORACIOS (1784)

Jacques-Louis David

JURAMENTO DE LOS HORACIOS. J. L. DAVID. Louvre. París. (1784)
JURAMENTO DE LOS HORACIOS. J. L. DAVID. Louvre. París. (1784)

1. IDENTIFICACIÓN Y CLASIFICACIÓN

Nos encontramos ante una de las obras maestras del neoclasicismo francés, “El juramento de los Horacios” de Jacques-Luois David, pintada en 1784. El cuadro se encuentra en la actualidad en el museo del Louvre en París. La obra representa un episodio histórico-literario y está echa con óleo sobre lienzo.

Los elementos representados en el cuadro son simbólicos, esto es: representan modelos genéricos no concretos.

2. CONTEXTO ARTÍSTICO E HISTÓRICO

a. CONTEXTO HISTÓRICO

Nos encontramos en 1784, solo 5 años antes del estallido de la Revolución francesa, por lo tanto en plena ebullición de la ilustración. Hacía 12 años se había acabado de publicar la Enciclopedia y ese mismo año Kant publicaba su ensayo “¿Qué es la Ilustración?”. Se firmaba la paz de París por la que se daba por zanjada la guerra de Independencia de los EEUU.

En Francia reinaba Luis XVI e intentaba lidiar con la política expansionista de su cuñado José II de Austria, mientras en el resto de reinos importantes de Europa seguían gobernado los déspotas ilustrados más conocidos: Carlos III en España, Federico II en Prusia y Catalina II en Rusia.

La obra de David se asienta, tal y como hemos dicho, en un época de grandes cambios. Vivió la Ilustración, la publicación de la Enciclopedia, se involucró en los acontecimientos previos a la Revolución y tras su estallido participó activamente en la toma de la Bastilla, votó a favor de la muerte del rey, fue diputado y tuvo importantes cargos durante la I República. Tras conocer a Napoleón, se convirtió en ferviente seguidor y pintó varios cuadros oficiales que transmiten muy bien la idea napoleónica del poder. Tras la derrota del emperador en Waterloo se refugió en Bélgica donde murió en 1825.

b. CONTEXTO ARTÍSTICO

Jacques-Louis David es la personalidad artística más importante de la Francia de finales del siglo XVIII. Podríamos hablar de él como el primer pintor abiertamente comprometido de la historia de la pintura. Su arte va siempre ligado a la política y al sentido cívico, sirviéndose en muchos casos de temas de la Antigüedad clásica para transmitir su mensaje moral. Observamos pues las bases del neoclasicismo pictórico: compromiso político, referentes clásicos, ausencia de pasión, ensalzamiento de valores como la virtud o la rectitud, mensaje moralizante, sobriedad, etc.

En 1776 ganó el Gran Premio de Roma y gracias a ello pudo estar trabajando en la ciudad italiana durante siete años. Allí volvería también para pintar El juramento de los Horacios. Las primeras obras de David eran encargos para la Corona francesa y sin embargo acabarían convirtiéndose en símbolos republicanos.

3. ANÁLISIS Y DESCRIPCIÓN

El tema escogido se deriva de una obra antigua del escritor romano Tito Livio y de otra obra del siglo XVII. Se enmarca en la guerra entre Roma y Alba Longa, en el siglo VII a.C. En la lucha entre ambas ciudades se eligió un desenlace que evitase cientos de muertes y, así, Roma debería elegir a tres campeones que se enfrentarían a vida o muerte a los elegidos de Alba Longa. Los romanos deciden que sean los hermanos Horacios quienes luchen y la ciudad rival presenta a los Curiacios, también hermanos. Entre ambas familias hay además estrechos lazos: una hermana de los Horacios esta casada con uno de los hermanos Curiacios, y la misma situación se da en el otro bando. Por ello, el dilema es muy complicado para las mujeres y también para los guerreros. Éstos, sin embargo, se conjuran para vencer o morir, demostrando una lealtad patriótica que supera los sentimientos personales. Esta moral cívica es la que busca el cuadro, que hace una apología de llamada “virtud”. El momento elegido por David es justo el anterior a que los Horacios partan hacia el combate. La historia, bien conocida en la época y de la que se hizo incluso una ópera, acaba con la victoria del único Horacio superviviente, el resto de combatientes mueren. El sentido patriótico va más allá aún, ya que, a la vuelta de la lucha, el Horacio vencedor es despreciado por su hermana, que ha perdido a su marido en el enfrentamiento, y por ello la asesina, siendo declarado victorioso en el juicio por anteponer los valores cívicos a los particulares.

Todo el cuadro de David está rigurosamente estudiado para servir al propósito de la obra, que es ensalzar la virtud a través de los modelos antiguos, considerados más nobles.

Por ello vemos una composición muy clara y definida, un grupo en cada extremo y la figura del padre Horacio en el centro. Este esquema tripartiro está reforzado aun más por las tres arquerías dóricas que sirven como fondo y que dividen visualmente la escena. A la izquierda vemos a los tres campeones saludando a la manera romana en señal de compromiso. En el centro el padre sostiene las espadas que han de servirles para luchar y a la derecha aparecen las mujeres, afligidas ante la tragedia que está a punto de tener lugar.

Las líneas empleadas para los varones son rectas y decididas y visualmente forman un cuadrado, figura geométrica asociada a la masculinidad, entre los tres hermanos y el padre. El grupo de las mujeres, por el contrario ha sido diseñado con una sucesión de líneas curvas, asociadas a la duda y el temor que las invade. Para representarlas, David ha escogido una composición mucho más femenina, y así apreciamos claramente una figura piramidal. Las fuertes líneas horizontales que forman los Horacios con sus brazos extendidos contrastan con las diagonales de las baldosas, que van avanzando hasta el punto de fuga, que aparece justo en la mano del padre sujetando las espadas.

El volumen de las cuatro figuras masculinas es rotundo, las cuatro están dotadas de una gran presencia y tratadas con un afán casi escultórico.

La claridad en la expresión de David se manifiesta también en el color, utilizando una paleta predominantemente fría y con pocos colores y en la que estos están dominados por un dibujo muy firme. La simplificación de la gama cromática y la ausencia de colores cálidos que pudieran despertar emociones por sí mismos en el espectador que los contempla, son una característica común en muchas obras neoclásicas y se debe a que los pintores de finales del siglo XVIII no tenñian referencias antiguas en la pintura, por lo que basaban sus modelos en la escultura.

La pincelada es muy plana, el acabado es por lo tanto muy liso y la pintura se pone al servicio de la narración.

El movimiento es sutil en la zona derecha, la protagonizada por las mujeres, mientras que en la sección masculina aparece un movimiento interno, una tensión protagonizada por el alzado de las espadas y el saludo de los tres hermanos.

Al hablar de la expresión también debemos dividir el cuadro, las hermanas muestran un abatimiento contenido mientras que los hombres aportan una expresión decidida y solemne, pero sin llegar al hieratismo. Los pliegues de los ropajes o drapeado son duros en el caso de los hombres, mientras que en el caso de las mujeres parecen mucho más naturales.

Para acabar es destacabale el juego de luces que entra desde la parte izquierda del cuadro alumbrando a los tres hermanos  y al padre y dejando en la penumbra proyectada por los hermanos y el padre a una de las hermanas.

4. CONCLUSIÓN

a. ANTECEDENTES

Esta obra supone una ruptura con los últimos ecos del Barroco y su expresión más extrema: el Rococó. La primera mitad del siglo XVIII había estado dominada por sus escenas galantes y sus representaciones de la alta aristocracia disfrutando de una vida ociosa. Aún triunfaba la obra de Fragonard, epígono de este movimiento y, aunque sus obras también poseen un trasfondo que va más allá de la estética, el compromiso social del nuevo arte se enfrenta radicalmente a la concepción de estos últimos. Este nuevo estilo estilo es el que pedían los ilustrados, encabezados por Diderot, que reclamaba una pintura al servicio de los valores más dignos y desprovista de accesorios ornamentales.

Ya hemos mencionado que los pintores neoclasicos deben fijarse en la escultura clásica a falta de pinturas griegas o romanas, pero además, en el caso de David se observa la influencia de Nicolas Poussin, un autor del siglo XVII, con quien David se declarará siempre en deuda.

b. INFLUENCIA POSTERIOR

El juramento de los Horacios es la primera gran obra de Jacques-Louis David y no solo marcará el desarrollo de su trayectoria, sino que creará una legión de seguidores que se regirán a partir de entonces por los mismo principios. Este estilo será continuado entre otros por su alumno más aventajado: Ingres, que dominará el siglo siguiente y cuyos seguidores acabarán por codificarlo en lo que se ha llamado “arte académico”.

PROPUESTA PARA EL TRABAJO INDIVIDUAL RELACIONADO CON LOS DERECHOS HUMANOS

EL COMPROMISO POLÍTICO DE LOS ARTISTAS APARECE DE FORMA CLARA CON EL NEOCLASICISMO Y EL ROMANTICISMO.

Busca tres obras de cada uno de estos movimientos (puedes trabajar también con obras de Goya) en las que se observe el compromiso político de estos artistas y su posición contraria al uso de la violencia y los estragos que produce la guerra. Explica los motivos por los que las has elegido, el episodio que se describe y como, desde tu punto de vista, el autor se posiciona en contra del uso de la violencia. Es importante no olvidar si el autor se opuso al uso de la violencia por convicciones contrarias a la misma o por otras motivaciones políticas.

OBSERVA LAS DOS SIGUIENTES OBRAS Y RESPONDE A LAS PREGUNTAS:

LA MUERTE DE MARAT. J. L. DAVID. Museo de las Bellas Artes. Bruselas. (1793)
LA MUERTE DE MARAT. J. L. DAVID. Museo de las Bellas Artes. Bruselas. (1793)
LA BALSA DE LA MEDUSA. T. GÉRICAULT. Museo del Louvre. París. (1819)
LA BALSA DE LA MEDUSA. T. GÉRICAULT. Museo del Louvre. París. (1819)

1. ¿A QUÉ CORRIENTE ARTÍSTICA PERTENECE CADA UNA DE LAS OBRAS?

2. ¿QUÉ SENSACIONES TE TRANSMITE CADA UNA DE ELLAS? JUSTIFICA TU RESPUESTA

3. LOS ELEMENTOS QUE APARECEN EN AMBAS OBRAS SON NATURALISTAS O SIMBÓLICAS (ECHA UN VISTAZO AL MANUAL DE COMENTARIOS DE OBRAS PICTÓRICAS)

4. ¿QUÉ EPISODIOS HISTÓRICOS REPRESENTAN? USA INTERNET PARA OBTENER INFORMACIÓN PRECISA

5. FÍJATE EN LA EXPRESIÓN DEL PERSONAJE DEL PRIMER CUADRO Y EN LA EXPRESIÓN DE LA MAYORÍA DE LOS NÁUFRAGOS DEL SEGUNDO CUADRO

  1. ¿QUÉ DIFERENCIAS HAY ENTRE ELLAS?
  2. ¿EN CUÁL DE ELLAS EL ARTISTA SE ACERCA MÁS AL ROSTRO QUE UNA PERSONA PUEDE TENER AL MORIR?
  3. ¿POR QUÉ SE DA ESTE TRATAMIENTO DIFERENCIADO DEPENDIENDO DEL ESTILO PICTÓRICO?

6. DESCRIBE LA COMPOSICIÓN DE LOS DOS CUADROS (USA LAS INDICACIONES DEL MANUAL PARA COMENTARIOS DE OBRAS PICTÓRICAS)

EL ROMANTICISMO, MÁS ALLÁ DE SER UNA CORRIENTE ARTÍSTICA, FUE UNA CORRIENTE INTELECTUAL Y LITERARIA, AL CALOR DE LA CUAL NACIERON MUCHOS DE LOS MITOS DE LOS QUE SE ALIMENTAN LA MAYORÍA DE LOS NACIONALISMOS ACTUALES. EN ESPAÑA, AL IGUAL QUE EN TODA EUROPA, TENEMOS MUCHOS EJEMPLOS:

EL NACIONALISMO ESPAÑOL ABRAZÓ EN UN PRIMER MOMENTO LA RESISTENCIA ANTE LOS FRANCESES Y EL CONSTITUCIONALISMO DE 1812 COMO BASE PARA SUSTENTAR SU IDEA DE ESTADO-NACIÓN, PERO POCO A POCO FUE DERIVANDO HACIA UN NACIONALISMO MÁS ORGÁNICO USANDO MITOS DEL PASADO COMO EL CID CAMPEADOR, LA RECONQUISTA, LA CONQUISTA DE AMÉRICA, LOS REYES CATÓLICOS…

AL MISMO TIEMPO EN LAS REGIONES PERIFÉRICAS COMO CATALUÑA O EL PAÍS VASCO FUE APARECIENDO UN NACIONALISMO ORGÁNICO, EN MUCHOS CASOS BASADO EN OBRAS DE LITERATOS ROMÁNTICOS. UN BUEN EJEMPLO ES NAVARRO VILLOSLADA. LEE ALGUNOS PÁRRAFOS DE LA INTRODUCCIÓN DE UNA DE SUS OBRAS: “AMAYA O LOS VASCOS EN EL SIGLO VIII” Y REALIZA UN EJERCICIO PERSONAL CRÍTICO PENSANDO:

  • SI LAS AFIRMACIONES DE ESTE AUTOR TIENEN ALGUNA BASE CIENTÍFICA SOLIDA EN LA QUE SE APOYAN
  • SI SON SOLO APRECIACIONES LITERARIAS SIN FUNDAMENTO HISTÓRICO
  • SI DIBUJA UN PUEBLO REAL O FICTICIO
  • SI ESTAS IDEAS PUEDEN SER PELIGROSAS, JUSTIFICA TU RESPUESTA
  • SI EN LA ACTUALIDAD SERÍA ADMISIBLE QUE ALGÚN AUTOR DIJERA ESAS COSAS ACERCA DE UN PUEBLO CONCRETO
Fullscreen Mode