5.4 El anarquismo

PIERRE-JOSEPH PROUDHOM

Puede considerarse el eslabón de unión entre el socialismo utópico y el anarquismo. Tuvo una gran influencia en el movimiento obrero francés contemporáneo, Marx lo siguió durante sus años en París, pero nunca llegaron a tener una verdadera amistad, Proudhom nunca confió en Marx y lo llegó a criticar abiertamente.

Aunque combate el concepto de propiedad porque introduce desigualdad, sobre todo la de los medios de producción, considera legítimo poseer los frutos del trabajo para garantizar la independencia del trabajador. Denuncia el socialismo y el comunismo como autoritarios puesto que considera que la autoridad, tanto la humana como la divina, de ahí su ateísmo, elimina independencia. Ésta se consigue en un estado de completa libertad. En Del principio federativo (1863) propone, como base de organización social, la idea mutualista: un sistema de fuerzas libres, donde hay derechos, obligaciones, ventajas y servicios iguales. Las comunidades así organizadas se deben articular en una federación. No debe haber transferencias de derechos a un representante puesto que estos se perderían.

MIJAÍL BAKUNIN

Hijo de un terrateniente de ideas liberales, en 1840 emigró a Europa occidental donde estudió a autores como Feuerbach y a los socialistas utópicos franceses. Tras participar en las revoluciones europeas de 1848, fue encarcelado, entregado al gobierno ruso y deportado a Siberia. En 1867 se adhirió a la I Internacional donde se convirtió en el principal adversario de Marx, al que combatió en lo referente a la creación de un partido obrero y al papel revolucionario del proletariado industrial. Tras su expulsión a partir del Congreso de La Haya (1873), él y sus seguidores organizaron sus propios congresos.

El principio capital de su doctrina es que cada ser humano debe disponer de los medios materiales y morales para desarrollar toda su humanidad. Por lo tanto, para conseguir este objetivo, la sociedad debe ser:

• Socialista, pero en forma de confederaciones de fuerzas productoras organizadas libremente
• Revolucionaria, pero frente a la revolución marxista, que Bakunin tacha de autoritaria (dictadura del proletariado), la revolución debe ser libertaria: tiene que acabar con cualquier forma de autoridad.
• Igualitaria, política, económica y socialmente en todas sus clases:
  • Por lo tanto, el estado liberal-burgués debe desaparecer para permitir la aparición de un nuevo acuerdo entre los hombres de manera completamente libre.
  • La propiedad de todos los medios de producción debe desaparecer, incluida la tierra que será gestionada por asociaciones de trabajadores y campesinos

Entres sus obras destacan el Catecismo revolucionario (1866) donde aboga por la utilización de medios violentos para realizar la revolución social y El Estado y la anarquía (1873) en la que critica la institución estatal, aunque sea revolucionaria, en un ataque directo a los marxistas.

PIOTR KROPOTKIN

Sus doctrinas deben mucho a las teorías sociales rousonianas y al utopismo francés del siglo XIX. Predicó el igualitarismo y la justicia social, pero, a la vez, defendió la libertad del individuo contra toda autoridad como medio para desarrollar al máximo la personalidad humana. Cree que junto a la ley de superviviencia del más fuerte, existe una ley de ayuda mutua entre los miembros de una misma especie, más fuerte que la anterior. Así, el hombre lucha contra sus semejantes solamente cuando deja de seguir ciertos impulsos básicos o cuando las circunstancias históricas le obligan a ello. Defiende que el progreso histórico es el progreso de la mutua ayuda sin necesidad de coacción.

ERRICO MALATESTA

Se le considera uno de los grandes teóricos del anarquismo moderno y con él podemos decir que se cierra la etapa de los clásicos anarquistas junto a Pierre-Joseph Proudhon, Mijaíl Bakunin, Benjamin Tucker y Piotr Kropotkin. Será en un principio seguidor de las ideas de Kropotkin, a las que aportará su particular visión:

• Malatesta afirma que el sindicato es un medio y no una finalidad. Creía que el sindicato podría convertirse en un pseudopartido político.
• Aunque Malatesta está abierto a que las comunidades asuman el sistema económico que prefieran, tiene la certeza de que todas acabaran asimilando el comunismo como sistema económico ideal.
• Una vez abolido el estado, la organización debe empezarse desde abajo e ir subiendo gradualmente (de lo simple a lo compuesto). Su concepción organizativa se basa en la existencia de muchas agrupaciones, dentro de las cuales existen los diferentes oficios, con sus respectivos delegados. Estos serían responsables de llevar las inquietudes de la agrupación a las asambleas, cuyas conclusiones serían devueltas a las agrupaciones.
• Según Malatesta, el principio básico de la anarquía es la solidaridad voluntaria

Partiendo de una oposición radical a toda organización y rechazando toda acción política, los bakuninistas se distinguieron del marxismo y se enfrentaron al mismo porque su objetivo no era la conquista del Estado sino su destrucción total.

Socialistas y anarquistas pretendían alcanzar la sociedad comunista (sin clases ni Estado), pero diferían en las estrategias que habían de usar para lograr este objetivo. Para los anarquistas se debía suprimir inmediatamente el Estado, mientras los marxistas sostenían que era necesaria la conquista del Estado y su control por parte de los obreros durante una fase transitoria (dictadura del proletariado). Por eso los anarquistas calificaron a los marxistas de autoritarios y centralistas, mientras se definían a sí mismos como antiautoritarios y federalistas o comunalistas.

Según los anarquistas, el «Estado obrero» defendido por Marx imposibilitaba un sistema antiautoritario basado solo y exclusivamente en «la libre federación de asociaciones autónomas». Esta revolución social, más radical que la marxista, tenía como objetivo la destrucción total e inmediata del orden social burgués y sus instrumentos de control (Policía, Ejército, Gobierno, fronteras, instituciones estatales).

Tras el fracaso de la I Internacional, los anarquistas intentaron mantener viva esa experiencia con la formación de una Internacional Antiautoritaria, que tuvo una corta vida y celebró su último congreso en 1881. A partir de ese momento, el movimiento libertario se fraccionó con respecto a las tácticas que debían seguirse para acabar con el sistema capitalista.

Por un lado, se conformó una corriente conocida como anarcocomunismo, influida por dirigentes como Piotr Kropotkin y Errico Malatesta, que se oponía a cualquier forma de organización y propugnaba la acción violenta como último recurso contra la opresión de los trabajadores. De este modo, pequeños sectores cercanos al anarquismo, se tomaron al pie de la letra estos postulados y desarrollaron los principios de la denominada “propaganda por la acción”, defendían que la acción violenta contra los símbolos del Estado, la Iglesia y los capitalistas despertaría la conciencia de las masas y las conduciría a la revolución.

Como resultado, una oleada de atentados conmocionó a las sociedades occidentales: asesinato del presidente de la república francesa (1894), del jefe de gobierno español (1897), de la emperatriz de Austria (1898), del presidente de Estados Unidos (1901). Pero estas acciones provocaban la represión del anarquismo y alejaban a muchos trabajadores de sus filas.

Otro sector del anarquismo rechazaba esta estrategia y defendía una organización en sindicatos de trabajadores, para conseguir erradicar el capitalismo y crear una sociedad sin clases, en que la propiedad sería de las colectividades obreras. Esta corriente, conocida como anarcosindicalismo, estableció las bases del sindicalismo anarquista:

• Apoliticismo, defensa de la acción directa de los trabajadores
• Huelga general como instrumento revolucionario
• Sus ideas fraguaron en la Carta de Amiens (1906) y en la formación de potentes sindicatos anarquistas como la Confederación General del Trabajo (CGT), en Francia, y la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), en España.

El anarquismo, al contrario que el marxismo, no ha sido nunca puesto práctica en ningún país. Únicamente en España, durante la Guerra Civil y en lugares muy concretos como Ucrania durante la Revolución rusa, se pusieron en práctica las teorías anarquistas.