13.1 De la expansión a la crisis

Desde los años 50 y hasta la crisis de 1973 tuvo lugar el mayor crecimiento que el capitalismo haya conocido nunca. El PIB de todos los países desarrollados creció más que en cualquier otra época en la industria, la agricultura y los servicios. Entre los 50 y los 70 se cuadriplicó la producción mundial de mercancías, se duplicó el rendimiento de cereales por hectárea, se triplicaron las capturas de pesca. El comercio mundial de manufacturas se multiplicó por diez entre 1953 y 1973, principalmente entre los propios países industrializados.

LAS CAUSAS DEL CRECIMIENTO

Los historiadores explican este gran crecimiento económico por la confluencia de muchos factores:

• Un gran crecimiento de la población desde los años 50 (baby boom), con unas tasas de natalidad en torno al 20 por mil.
• Los avances científicos y tecnológicos: la aplicación de la energía atómica, los circuitos electrónicos integrados, los motores a reacción, la industria química aplicada a la producción de alimentos y a la invención de todo tipo de materiales sintéticos. Los transistores, la televisión, los discos de vinilo, los cassettes, los relojes digitales, las calculadoras, una lista interminable de productos de consumo que, junto con el automóvil, se convirtieron en artículos de primera necesidad en los países desarrollados. Muchos de estos avances se realizaron asociados a la carrera espacial y armamentista.
• Tal producción sin límite de nuevas mercancías hizo cada vez más necesaria la investigación y encareció la tecnología para su producción. Solo los países desarrollados y las grandes empresas tenían capacidad para producir estas nuevas mercancías.
• Energía abundante y barata. El sistema productivo necesitaba petróleo abundante y barato, lo que se garantizaba por el control que sobre su producción y distribución tenían las grandes petroleras (las “Siete Hermanas”: Exxon, Mobil, Texaco, Gulf, Standard Oil, Shell y British Petroleum), que en 1973 controlaban el 70% de la producción mundial.
• Un fuerte incremento de la productividad por trabajador, que fue posible por los avances tecnológicos y en la organización del trabajo.

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EL CONSUMISMO SIN LÍMITES

Esta ingente cantidad de mercancías necesitaba una gran número de compradores, apareció por lo tanto, una sociedad de consumidores, indispensables para mantener un crecimiento sostenido.

Las grandes empresas multinacionales, transnacionales, se expandieron tanto que pasaron a tener más volumen de negocio fuera de su país de origen que dentro de él. Nacía así una economía mundial que no se correspondía con la economía de los Estados, pues el territorio de las multinacionales era el mundo entero. El 85% de estas empresas  multinacionales eran originarias de los EEUU, Japón, Reino Unido y Alemania Federal. La General Motors estadounidense, por ejemplo, operaba en 40 países.

Las multinacionales extendieron sus empresas filiales por todo el mundo y a partir de los años sesenta se instalaron en países pobres, donde los trabajadores no tenían reconocidos sus derechos, buscando mano de obra barata, incluso niños, mujeres y ancianos. Y así, se puso en pie una nueva división internacional del trabajo que permitía dividir la producción de un solo artículo entre distintos países, gracias a la facilidad de los nuevos transportes. La cadena de producción era ahora el mundo entero. En los países más pobres del Tercer Mundo se fabricaban juguetes, telas, artículos de papel para los EEUU, Países Bajos o Japón. Volkswagen instaló fábricas en Argentina, Brasil, Yugoslavia, Perú o Sudáfrica. Los circuitos integrados para sofisticados aparatos de alta tecnología estadounidense se fabricaban en el sudeste asiático.

Los grandes poderes económicos empezaron a considerar que los Estados y sus legislaciones eran un estorbo para alcanzar sus beneficios

LA CREACIÓN DEL ESTADO DEL BIENESTAR

La fuerza de sindicatos y partidos de izquierda en Europa occidental hacía imposible la vuelta a un capitalismo “duro”, porque se hubieran multiplicado los conflictos, así que era necesario modificar el sistema para llegar a un pacto entre la izquierda y la derecha. Y así se reformó el sistema capitalista hasta dejarlo prácticamente irreconocible, poniendo en pie el Estado del Bienestar. El recuerdo de la Gran Depresión hizo que muchos gobiernos estuvieran dispuestos a abandonar la vía del capitalismo de libre mercado y a aceptar ciertas propuestas de la socialdemocracia (Estado protector) e incluso alguna enseñanza de la URSS (Estado que planifica e interviene en la economía). Se incorporaban las antiguas propuestas del viejo Keynes y la experiencia del New Deal de Roosevelt.

Nació así un Estado capitalista que intervenía en la sociedad y en la economía, moderaba los excesos del libre mercado, paliaba las desigualdades sociales e impedía la pauperización de una parte de la población. La riqueza se redistribuía a través de los impuestos, lo que permitía ampliar los subsidios de paro, vejez, enfermedad o minusvalía y ofrecer una protección sanitaria completa y gratuita y una educación pública de calidad.El Estado del Bienestar dirigía un fuerte sector de empresas de propiedad pública, lo que le permitía además actuar como cliente o proveedor de las empresas privadas. También intervenía en la negociación entre patronos y obreros con una legislación social y establecía salarios mínimos y otras condiciones de trabajo.

Los países donde se instaló el Estado del Bienestar consiguieron un gran despegue económico y la prosperidad de sus trabajadores, que pasaron a ser consumidores.

EL DERRUMBE DEL MODELO DE POSTGUERRA (PAGS 350-351)

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