B6/3. Estados Unidos y la URSS como modelos. Las dos superpotencias. Conflictos: de la Guerra Fría a la Coexistencia Pacífica y la Distensión. Conflictos internos dentro de los bloques.
EL TÍMIDO COMIENZO DE LA DISTENSIÓN
UN DESHIELO DE CORTA DURACIÓN (1953-1956)
El armisticio que puso fin a la Guerra de Corea (julio de 1953) hizo disminuir el clima de confrontación. El 5 de marzo de ese año había muerto Stalin y en poco tiempo se hizo con el poder Jruschov (Kruschev), quien personificó una postura menos rígida en la política soviética. Era el deshielo o abandono de la intransigencia y se multiplicaron los signos de que había voluntad de entendimiento en la política exterior. Su confirmación pública fue la doctrina de la coexistencia pacífica, anunciada por el líder soviético como parte del proceso de desestalinización (1956), que suponía la aceptación de la convivencia y el respeto mutuo entre los dos sistemas opuestos.
En las relaciones con el Tercer Mundo, Jruschov prefirió una política de apoyo «a los pueblos que se sacudían el yugo extranjero»; la posibilidad de un holocausto nuclear aconsejaba alejarse de la tesis estalinista sobre el inevitable enfrentamiento con el capitalismo, para consagrarse al proselitismo entre los pueblos de África y Asia.
En Estados Unidos, las elecciones de enero de 1953 llevaron a la presidencia a un republicano, el veterano general Eisenhower, de talante pragmático y templado. Durante su mandato la Guerra Fría se intensificó y se extendió.
Su secretario de Estado era John Foster Dulles, uno de los halcones, profundamente anticomunista, a quien el presidente tuvo que contener a veces.
No obstante, el ambiente era propicio para los acuerdos y conferencias internacionales. En julio de 1954 los Acuerdos de Ginebra cerraban provisionalmente el contencioso de Corea. En mayo de 1955, la Conferencia Cuatripartita de Viena restablecía la soberanía de Austria a cambio de su neutralidad permanente. En julio de 1955, los cuatro grandes celebraron en Ginebra su primera cumbre después de la Segunda Guerra Mundial, en la que abordaron las principales cuestiones de política internacional (limitación de armamentos, cuestión alemana, relaciones Este-Oeste); el «espíritu de Ginebra» resultó esperanzador para el mundo, que pronto comprobó que solo era un espejismo.
A cada paso hacia el deshielo se daba otro hacia la tensión. El telón de fondo era la carrera armamentística: cada contendiente potencial debía disponer de un poder de destrucción tal que disuadiera al contrario de cualquier acto hostil (política de disuasión). Desde 1953 las dos superpotencias disponían de la “bomba H“; un año después se botaba el Nautilus, primer submarino estadounidense con propulsión nuclear. Se investigaba en bombarderos, submarinos nucleares, lanzamisiles y misiles, y con las nuevas armas también cambiaba el pensamiento militar. Frente a la URSS, F. Dulles elaboró la doctrina de las “represalias masivas”, que los expertos llamaron “política al borde del abismo”: todo desafío soviético debía ser respondido con la amenaza de la guerra nuclear total.
Y a pesar de que en Occidente se hablaba de distensión y la prensa difundía que había comenzado la “coexistencia”, las causas de tensión subsistían y cada bloque consolidaba sus alianzas. Dulles sintetizó las preocupaciones sobre el Tercer Mundo en la llamada “teoría del dominó”, según la cual la caída de un país en manos del comunismo arrastraría inexorablemente a sus vecinos y desestabilizaría toda un área del globo; para evitarlo era necesario, según el secretario de Estado, crear un cinturón en torno a los países comunistas asiáticos, basado en alianzas regionales. Fue la era de la “pactomanía”.
En lo que a Europa concernía, las conversaciones sobre el problema crucial de la unificación de Alemania fracasaban cada vez que se intentaban reanudar. En 1955 Alemania Federal se convertía en miembro de la OTAN y se rearmaba bajo su control. Esto alarmó a los soviéticos, pues la OTAN establecía así contacto fronterizo con los países socialistas del centro de Europa.
Ese mismo año (1955), Moscú se decidió a crear su propia alianza militar con los Estados satélites: el Pacto de Varsovia, de naturaleza defensiva, que se amparaba, lo mismo que la OTAN, en la Carta de las Naciones Unidas.
UNA HEGEMONÍA INDISCUTIBLE: LAS CRISIS DE 1956
Entre 1956 y 1962 transcurrió el llamado “periodo de las crisis”. Se produjeron en cada bloque tensiones internas que obligaron a los grandes a reforzar su control sobre sus áreas de influencia.
En las democracias populares europeas la depauperación y el dominio soviético hacían crecer el descontento y la desestalinización despertaba nuevas esperanzas. Entre octubre y noviembre de 1956 se produjo la insurrección de Hungría, que el ejército soviético reprimió de forma sangrienta, invocando el Pacto de Varsovia para justificar la agresión. Los húngaros pidieron ayuda a la OTAN, pero los occidentales permanecieron al margen y solo se escucharon débiles condenas. Cada potencia tenía las manos libres para actuar en su propio campo.
Entre tanto había estallado otra crisis en la delicada región de Oriente Medio, que sí preocupaba a Occidente; era la segunda Guerra árabe-israelí, otra rebelión contra el orden de la Guerra Fría. En Egipto, Nasser consideró que los recursos que proporcionaba el Canal de Suez eran necesarios para sus reformas. En julio de 1956 nacionalizó el Canal, que estaba en manos de una compañía franco-británica, y lo declaró propiedad de la nación egipcia.
Ingleses y franceses, apoyados por los israelíes, intentaron recuperar el Canal, pero tuvieron que retirarse, ante la condena de la ONU, la falta de respaldo de los Estados Unidos y la amenaza de intervención soviética. Los días en los que las potencias europeas intervenían más allá de su continente habían acabado.
En la Guerra Fría quedaba claro que los dos Grandes eran adversarios, pero también socios en la responsabilidad de mantener el orden mundial y demostraban una fuerte solidaridad cuando su hegemonía se ponía en duda.
Desde otro punto de vista, la crisis de Suez consagraba el liderazgo de Nasser, que mantenía el Canal e incrementaba su prestigio en Egipto y en todo el mundo árabe.
Los acontecimientos de Suez implicaron de lleno a Oriente Próximo en la Guerra Fría. La “doctrina Eisenhower” garantizaba a los Estados de Oriente Próximo ayuda militar frente al expansionismo soviético; los soviéticos no iban a permitir que su enemigo hiciera y deshiciera solo en una zona tan crucial para el mundo. Con el apoyo de sus aliados -empezando por Egipto- la Unión Soviética consiguió que los problemas de la región fueran discutidos en los organismos internacionales.
UN ENTENDIMIENTO DIFÍCIL: EL ARMAMENTO Y EL DESARME
La carrera de armamentos se aceleró desde 1957. Ese año los rusos ponían a punto el primer misil intercontinental; poco después ponían en órbita el Sputnik, primer satélite artificial del mundo, que inauguró la carrera espacial y una nueva era de desarrollo tecnológico. A la vez, Kruschev proclamaba su superioridad nuclear, lo que alarmó a Estados Unidos y, aunque pronto sus servicios de información supieron que tal noticia era falsa, la unión de contratistas de defensa, políticos y el Pentágono obligó a Eisenhower a acelerar el programa de misiles. Se disparó la competencia armamentística y espacial.
En 1961 los rusos realizaron el primer viaje de un hombre (Yuri Gagarin) al espacio, lo que alarmó a Estados Unidos. El nuevo presidente, J. F. Kennedy, aceptó el reto y pidió al Congreso la financiación de un plan para el dominio del espacio.
La nueva situación demandaba una nueva doctrina estratégica; Robert McNamara, secretario de Defensa de EEUU, elaboró la estrategia de la respuesta graduada: en caso de conflicto, para evitar un holocausto nuclear, lo mejor sería disuadir al adversario por medio de una escalada controlada que en cada paso dejara abierta la posibilidad de negociación.
Sin embargo, la idea del desarme no se abandonaba. De 1958 a 1961, hubo negociaciones entre las potencias nucleares para limitar y controlar tanto la investigación como las experiencias nucleares. En 1959 el mismo Kruschev, fiel al espíritu de la coexistencia, visitaba los EEUU y se entrevistaba con Eisenhower en Camp David, lo que despertó grandes esperanzas de paz. En los encuentros en la cumbre entre Eisenhower y Kruschev (París, mayo de 1960) y entre el presidente Kennedy y Kruschev (Viena, junio de 1961) se siguió dialogando; pero un asunto de espionaje estadounidense y la cuestión alemana bloquearon las conversaciones.
Entre tanto, a las superpotencias se les iba de las manos el monopolio atómico, pues otros países se convencieron de que no estarían a salvo ni tendrían prestigio mundial si no estaban en condiciones de realizar un ataque nuclear. En 1957 estallaba la primera bomba de hidrógeno británica. Dos años después (1959) los chinos iniciaban su programa nuclear y en 1960, los franceses hacían estallar su primera bomba atómica.
UN NUEVO ESTALLIDO DE LA TENSIÓN: BERLÍN Y CUBA
LA SEGUNDA CRISIS DE BERLÍN
En enero de 1961 había ocupado la Casa Blanca un presidente demócrata, John Fitzgerald Kennedy. Se presentó como el hombre del auténtico cambio y el interlocutor adecuado de Kruschev en la “coexistencia pacífica”, de la que se hacía eco en sus discursos. Y, sin embargo, los dos adalides del diálogo impulsaron la competencia en todos los terrenos: armamentístico, ideológico, económico y espacial, lo que situó al mundo al borde de la guerra.
En 1961, a iniciativa de Moscú, se planteó la segunda crisis de Berlín. En 1958, Kruschev había pedido para Berlín el estatuto de «ciudad libre» y unos tratados de paz con los dos Estados alemanes. Los occidentales rechazaron la petición porque suponía a la vez reconocer la existencia de la República Democrática y retirar sus tropas de Berlín, el corazón de Alemania oriental. La crisis culminó en julio de 1961, cuando los soviéticos comenzaron a construir un muro en Berlín para evitar las huidas hacía Occidente, que ponían en duda la legitimidad de la República Democrática y agudizaban su escasez de población. Tras un tenso verano en el que los tanques estuvieron a punto de actuar, la crisis se dio por cerrada. Un muro dividía Berlín en dos zonas.
LA CRISIS DE LOS MISILES CUBANOS
Pero Kennedy quería restablecer el debilitado prestigio americano y, convencido de que la victoria sobre el comunismo tendría lugar en el Tercer Mundo, se comprometió a colaborar en el desarrollo de “los pueblos desheredados del planeta”, lo que frenaría la extensión del comunismo; con el mismo fin, no tuvo reparos en apoyar o colaborar con regímenes militares, especialmente en América Latina, donde pretendía evitar a toda costa revoluciones como la cubana.
En el otoño de 1962, la Guerra Fría dio lugar a la crisis internacional más grave, conocida como la crisis de los misiles de Cuba. Durante trece días (15-28 de octubre) el mundo estuvo “al borde del abismo”. En 1959 Fidel Castro había tomado el poder en La Habana y había derrocado la corrupta dictadura de Batista, a quien apoyaban los Estados Unidos. Washington se oponía a esta revolución porque las reformas del nuevo gobierno perjudicaban sus intereses económicos y porque temía que el modelo de revolución cubana se extendiera por Latinoamérica, lo que impulsó a Castro a pactar con la URSS en 1960. La Guerra Fría llegaba a América y la Casa Blanca respondió intentando ocupar la isla en 1961, con el fracasado desembarco en Bahía Cochinos, operación organizada por la CIA como ayuda a los exiliados cubanos.
13 DÍAS (2000) Roger Donaldson
Los soviéticos apoyaron a Cuba y advirtieron de que cualquier ataque a la isla provocaría un conflicto mundial; Washington respondió que solo intervendría si Cuba se convertía en una base militar importante. El punto culminante se alcanzó cuando Kennedy presentó pruebas de que se estaban instalando en la isla cohetes de alcance medio susceptibles de ser equipados con cabezas nucleares y capaces de alcanzar varias ciudades de Estados Unidos. La Casa Blanca acusó públicamente (22 de octubre) a la URSS, y Kennedy, tras haber descartado el ataque directo que le proponían algunos de sus consejeros, decretó el bloqueo. Durante una semana el mundo vivió pendiente del Caribe. Finalmente, el día 28 Kruschev encontraba una salida digna y cedía; desmantelaba la operación y ordenaba la retirada de la flota soviética, que se dirigía hacia La Habana con un cargamento atómico, a cambio del compromiso estadounidense de no invadir la isla y de desmantelar sus misiles de Turquía.
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HACIA UNA NUEVA DISTENSIÓN
Las dos potencias habían estado por primera vez frente a frente, pero ninguna quería la guerra; hoy sabemos que la mayor preocupación de ambas fue evitar que los gestos hostiles se interpretaran como preparativos bélicos reales. Fue la más perfecta y peligrosa escenificación de los gestos publicitarios y militares que caracterizaron el pulso entre los grandes. Del riesgo de aquellos días salieron, por contra, las bases más firmes para acuerdos en el futuro; las opiniones públicas querían la distensión y los gobiernos de las superpotencias avanzaron en el camino de los acuerdos.
Para controlar el peligro nuclear, Washington y Moscú decidieron instalar el célebre “teléfono rojo”, un teletipo que permitía la comunicación directa entre la Casa Blanca y el Kremlin en caso de crisis peligrosa o error grave. También llegaron a los primeros acuerdos significativos para el control de las armas nucleares. En 1963 firmaban el Tratado de Prohibición Limitada de Pruebas Nucleares, que preveía la paralización de los ensayos nucleares en la atmósfera, en los fondos marinos y en el espacio exterior, pero no bajo tierra. El Tratado no supuso el fin de la carrera de armamentos, lo que hizo fue enterrarla literalmente.
La preocupación de ambos por la creciente amenaza nuclear china (en 1959 había comenzado su programa atómico) y la preocupación norteamericana por el creciente arsenal nuclear soviético les hacían desear que se limitara el armamento atómico, así que acordaron impedir que el “club nuclear” aumentara.
Otros cambios se avecinaban, pues en los años sesenta estallaron contradicciones en el interior de cada bloque, mientras la Guerra Fría se alargaba indefinidamente.
RELACIONA LAS SIGUIENTES IMÁGENES CON LAS IDEAS QUE REPRESENTAN DE UNO Y OTRO BLOQUE Y DESCRIBE LAS DIFERENCIAS QUE HABÍA ENTRE ELLOS, USA UNA TABLA COMO LA QUE TIENES MÁS ABAJO:
CONCEPTOS:
CULTURA POP | ECONOMÍA PLANIFICADA |
ZONA DE INFLUENCIA ESTADOUNIDENSE | DEMOCRACIA |
LIBRE MERCADO | INDUSTRIA PESADA |
SOCIEDAD IGUALITARIA | ZONA DE INFLUENCIA SOVIÉTICA |
JAPÓN | CULTURA IMPUESTA |
CHINA | INDUSTRIA DIVERSIFICADA |
LIBERTAD INDIVIDUAL | PARTIDO ÚNICO |
IMÁGENES:
B6/3.1. Selecciona símbolos e imágenes que se identifican con el mundo capitalista y el mundo comunista.
B6/4.2. Establece razonada y comparativamente las diferencias entre el mundo capitalista y el mundo comunista.
COMPLETA EL SIGUIENTE MAPA AÑADIENDO LOS PRINCIPALES CONFLICTOS Y CRISIS QUE HEMOS VISTO EN EL TEMA Y DESPÚES HAZ UN ANÁLISIS DEL MISMO SIGUIENDO LAS INDICACIONES DLE MANUAL PARA REALIZAR ANÁLISIS DE MAPAS HISTÓRICOS Y EL EJEMPLO QUE TIENES MÁS ABAJO
PARA AÑADIR LOS CONFLICTOS, FÍJATE EN EL EJEMPLO DE IRÁN. ES RECOMENDABLE USAR PAINT 3D. PRIMERO SE COLOCA EL SÍMBOLO QUE REPRESENTA EL CONFLICTO Y DESPUÉS EL NOMBRE DEL MISMO Y EL AÑO.
B6/7.1. Extrae conclusiones de los textos, imágenes, mapas, gráficas que explican la evolución de ambos bloques enfrentados en la Guerra Fría señalando a que bloque pertenece y algunos motivos que explican esa pertenencia.
PROPUESTA PARA EL TRABAJO INDIVIDUAL RELACIONADO CON LOS DERECHOS HUMANOS
El contenido a alternar va aquí, pulsa el botón editar para cambiar este texto.
LOS ESPÍAS DURANTE LA GUERRA FRÍA
El espionaje fue una de las actividades más demandadas durante la Guerra Fría, en este enfrentamiento que tuvo lugar entre los bloques occidental-capitalista, liderado por Estados Unidos, y oriental-comunista, liderado por la Unión Soviética desde 1945 hasta la caída del comunismo entre 1989 (Caída del Muro de Berlín) y 1991 (golpe de estado en la URSS). Durante la guerra Fría ambos bloques utilizaron el espionaje y contraespionaje como principal arma para conseguir información o en su caso, para desinformar al rival. Los dos bloques tenían agencias que respondían a esta actividad, por parte del bloque comunista: la KGB, ya desparecida, y por parte del bloque capitalista EE.UU: la CIA, aún existente.
La Guerra Fría es un periodo de la historia reciente muy tentador a la hora de usarlo como material cinematográfico. El gran atractivo que tiene la Guerra Fría para el cine es ese aire de misterio y oscuridad que envuelve a un periodo de la historia en el que dos grande bloques (EEUU y URSS) se enfrentaron durante décadas en un conflicto ‘secreto’ y ‘silencioso’.
EL PUENTE DE LOS ESPÍAS (2015) Steven Spielberg